La amistad en el desierto


En lo profundo del desierto de Egipto, en una noche estrellada y silenciosa, algo extraordinario estaba por suceder.

Una antigua momia descansaba pacíficamente en su tumba, cuando de repente, una brillante luz iluminó el cielo y una nave espacial aterrizó cerca de ella. La momia despertó sobresaltada por el ruido del aterrizaje y salió de su sarcófago con curiosidad.

Al acercarse a la nave, vio que la puerta se abría lentamente y de ella emergió un pequeño extraterrestre verde con grandes ojos brillantes. "¡Hola! Soy Zog, un explorador alienígena. ¿Eres una momia?", preguntó el extraterrestre sorprendido.

La momia asintió con la cabeza y respondió con voz grave pero amigable: "Sí, soy una antigua guardiana de estas tierras". Zog explicó que había llegado a la Tierra para estudiar la vida en otros planetas y que le encantaría conocer más sobre la historia de la momia.

Intrigada por esta visita inesperada, la momia decidió guiar a Zog por el desierto y contarle relatos de tiempos pasados. Durante días caminaron juntos bajo el sol ardiente del desierto, mientras la momia contaba historias fascinantes sobre faraones poderosos, pirámides misteriosas y secretos ancestrales.

Zog escuchaba atentamente cada palabra, maravillado por todo lo que aprendía. Un día, mientras exploraban unas ruinas antiguas, se toparon con un problema inesperado: una enorme roca bloqueaba su camino de regreso a la nave espacial.

La momia intentó moverla con todas sus fuerzas, pero era demasiado pesada. "¡No te preocupes!", exclamó Zog emocionado. "-¡Tengo una idea!"El pequeño extraterrestre sacó un dispositivo especial de su bolsillo y apuntó hacia la roca.

En cuestión de segundos, la roca se desintegró en pequeños fragmentos que se dispersaron por el desierto. La momia miraba asombrada lo ocurrido y luego mirando a Zog dijo: "¡Increíble! ¡Eres muy inteligente!"Finalmente lograron llegar a la nave espacial sana y salva.

Antes de despedirse, Zog le dio un regalo especial a la momia como muestra de gratitud: un medallón brillante que emitía destellos coloridos. "Gracias por compartir tus conocimientos conmigo", dijo Zog con cariño.

La momia sonrió ampliamente y respondió: "Ha sido un honor para mí enseñarte sobre mi cultura". Con un adiós afectuoso, Zog despegó en su nave espacial dejando atrás al desierto silencioso pero lleno de nuevas historias para contar.

La momia volvió a su tumba sabiendo que las amistades más insólitas pueden traer los momentos más increíbles e inolvidables en nuestras vidas.

Dirección del Cuentito copiada!