La amistad en el fondo del mar
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Thiago. Thiago era un niño muy alegre y curioso, le encantaba jugar con su patito Patita Roja en su tina llena de juguetes.
Desde que Thiago recibió a Patita Roja como regalo de cumpleaños, se volvieron inseparables. Juntos vivían grandes aventuras en la bañera, surcando mares imaginarios y enfrentando a temibles monstruos de espuma.
Una tarde, mientras Thiago y Patita Roja navegaban por aguas tranquilas, escucharon un ruido extraño que venía del desagüe de la bañera. Intrigados, se acercaron para ver qué sucedía. Para sorpresa de ambos, descubrieron a un pequeño cangrejo atrapado entre los cabellos que obstruían el desagüe.
"¡Hola amigos! ¡Por favor ayúdenme a salir de aquí!", dijo el cangrejo con voz temblorosa. Thiago y Patita Roja no dudaron ni un segundo en ayudar al cangrejo. Con cuidado, lograron liberarlo y sacarlo del agua.
"¡Muchas gracias por salvarme! Me llamo Cangurito y estaba perdido en este laberinto de tuberías", dijo el cangrejo emocionado. Agradecido por la valentía de Thiago y Patita Roja, Cangurito les prometió llevarlos en un viaje especial hacia el océano para conocer nuevos amigos marinos.
Sin pensarlo dos veces, los tres amigos se embarcaron en esta emocionante aventura.
Durante el camino, conocieron a Pepe el pulpo malabarista, quien les enseñó divertidos trucos con sus tentáculos; a Lola la tortuga sabia, quien les contó historias fascinantes sobre el fondo del mar; y a Rulo el pez payaso risueño, quien les hizo reír con sus chistes oceánicos.
Después de vivir tantas experiencias increíbles juntos, Thiago comprendió lo importante que es ayudar a los demás y hacer nuevos amigos. Aprendió que la amistad va más allá de las fronteras e incluso puede llegar hasta las profundidades del océano. Finalmente, llegó el momento de regresar a casa.
Cangurito prometió visitarlos cada vez que quisieran emprender una nueva aventura submarina juntos. Thiago volvió a su bañera junto a Patita Roja con el corazón lleno de felicidad y gratitud por haber vivido una experiencia tan maravillosa.
Y así continuaron jugando y explorando juntos, sabiendo que la amistad verdadera puede llevarnos más allá de nuestros límites más allá del horizonte azul del mar.
FIN.