La amistad en el superclásico
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, dos equipos de fútbol muy famosos: River Plate y Boca Juniors.
Los jugadores de ambos equipos se preparaban para el partido más importante del año, el clásico entre River y Boca. En la semana previa al partido, los niños del barrio estaban emocionados por ver a sus ídolos enfrentarse en la cancha.
Martín era un niño que vivía en una casa pintada de blanco y rojo, los colores de River Plate. Su mejor amigo, Juan, vivía justo al lado en una casa azul y amarilla, los colores de Boca Juniors.
"¡Martín, este domingo vamos a ganarles a ustedes! ¡Boca es el mejor equipo!" -gritaba Juan desde su ventana. "¡Ja! Eso lo veremos el domingo en la cancha. ¡River va a demostrar quién es el verdadero campeón!" -respondió Martín con orgullo.
El día del partido llegó y el estadio estaba lleno de hinchas cantando y alentando a sus equipos. Martín y Juan fueron juntos al estadio, cada uno con su camiseta puesta y banderas ondeando en alto. El partido comenzó con mucha intensidad. Ambos equipos jugaban con pasión tratando de marcar goles.
La emoción se sentía en el aire mientras los minutos pasaban sin que ninguno lograra anotar. Pero entonces, algo inesperado sucedió. En medio del partido, un jugador de Boca cayó al suelo lesionado y no podía levantarse.
El árbitro detuvo el juego mientras los médicos ingresaron al campo para atenderlo. Los minutos pasaban y la preocupación crecía entre los jugadores y los hinchas.
Fue entonces cuando Martín se acercó a Juan y le dijo:"Juan, ¿por qué no rezamos juntos por la pronta recuperación del jugador herido? El fútbol es importante, pero lo más importante es que esté bien".
Juan asintió sorprendido por la propuesta de Martín e juntos cerraron sus ojos y enviaron pensamientos positivos hacia el jugador herido. Finalmente, el jugador fue llevado fuera del campo en camilla mientras recibía aplausos de todos los presentes. El árbitro decidió suspender temporalmente el partido hasta que el jugador fuera atendido adecuadamente.
Después de un rato, se anunció que el jugador estaba fuera de peligro gracias a la rápida atención médica recibida. Los hinchas aplaudieron aliviados sabiendo que lo más importante era la salud del jugador.
Ante esta situación emotiva e inesperada, Martín extendió su mano hacia Juan diciendo:"Amigo Juan, hoy demostramos que más allá de ser hinchas rivales somos amigos primero. Gracias por rezar junto a mí. "Juan tomó la mano extendida por Martín con una sonrisa sincera:"Tienes razón amigo Martín.
Lo importante es estar unidos ante las adversidades. "Ambos niños regresaron a sus casas reflexionando sobre lo ocurrido ese día en el estadio.
A partir de ese momento entendieron que aunque fueran fanáticos diferentes siempre podrían encontrar puntos en común para compartir como amigos verdaderos. Y así terminó aquel clásico entre River Plate and Boca Juniors: con dos amigos celebrando no solo su amor por sus equipos sino también su amistad sincera e inquebrantable.
FIN.