La amistad en la aventura
Había una vez en un reino muy lejano, un grupo de dragones que vivían en una cueva al lado del bosque encantado.
Estos dragones eran muy especiales, ya que podían lanzar fuego por la boca y así cocinar su comida. Sin embargo, a pesar de ser tan poderosos, los dragones se sentían solos y tristes porque no tenían amigos con quien compartir sus aventuras.
Un día, mientras volaban por el bosque en busca de algo interesante que hacer, escucharon un aroma irresistible proveniente de una pequeña cabaña. Al acercarse descubrieron a la bruja Silvia preparando empanadas para el almuerzo.
Los dragones quedaron asombrados por lo sabrosas que olían las empanadas y decidieron acercarse para conocer a la bruja. - ¡Hola! Somos los dragones del bosque encantado - dijo uno de ellos tímidamente. - ¡Oh! Hola amigos - respondió la bruja Silvia sonriendo -.
¿Qué les trae por aquí? Los dragones explicaron que estaban buscando nuevos amigos con quienes compartir aventuras y descubrir cosas nuevas. La bruja Silvia se emocionó mucho al escuchar esto y decidió invitarlos a su hogar para compartir las empanadas y una rica leche chocolatada.
Mientras comían juntos, los dragones comenzaron a contarle a Silvia sobre todas las aventuras que habían tenido en su vida: cómo habían salvado al rey del malvado mago Oscuro, cómo habían rescatado a un pequeño conejo del peligroso Rio Prohibido y muchas historias más.
Silvia se sorprendió mucho al escuchar todas estas historias y decidió acompañar a los dragones en sus próximas aventuras. Juntos, volaron hacia el castillo del rey para ofrecer su ayuda en caso de que necesitara algo.
Cuando llegaron al castillo, descubrieron que el rey estaba muy preocupado porque había desaparecido un tesoro muy valioso. Los dragones y Silvia se ofrecieron a ayudar en la búsqueda del tesoro y comenzaron a investigar por todo el reino.
Después de muchas horas buscando, finalmente encontraron el tesoro escondido dentro de una cueva detrás de una cascada. El rey estaba muy emocionado y agradecido con los nuevos amigos que había hecho gracias a los dragones y la bruja Silvia.
Desde ese día, los dragones ya no se sintieron solos ni tristes porque habían encontrado verdaderos amigos con quienes compartir aventuras.
Y así fue como la amistad entre ellos creció cada día más fuerte gracias al poder de las empanadas y la leche chocolatada preparadas por la bruja Silvia.
FIN.