La amistad en Villa Esperanza



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, se encontraba una escuela muy especial donde todos los niños eran amables y simpáticos. Sin embargo, un día llegaron dos nuevos estudiantes: Sabine y Adnan.

Ambos se sentían nerviosos por ser los nuevos y no tener amigos en ese lugar desconocido. Sabine era una niña alegre con cabello rizado y ojos brillantes, mientras que Adnan era un niño curioso con lentes y una sonrisa tímida.

A pesar de sus diferencias, compartían gustos similares como la pasión por los libros de aventuras y los dibujos animados. Al principio, Sabine y Adnan se sentían solos en el patio durante el recreo, observando a los demás niños jugar juntos.

Pero un día, mientras estaban en la biblioteca buscando libros sobre dinosaurios, sus miradas se cruzaron y comenzaron a hablar tímidamente. - ¡Hola! ¿Estás buscando información sobre los Tiranosaurios Rex también? - preguntó Sabine con entusiasmo. - Sí, me encantan los dinosaurios.

Son tan fascinantes - respondió Adnan con una sonrisa. Desde ese momento, Sabine y Adnan se volvieron inseparables.

Compartían almuerzos juntos, se ayudaban en las tareas escolares e incluso inventaban historias fantásticas que escribían en hojas de papel durante las clases aburridas. Pero no todo fue color de rosa para esta nueva amistad. En una ocasión, unos niños mayores comenzaron a burlarse de Sabine por su risa estridente, lo que la hizo sentir muy triste.

Adnan notó su cambio de ánimo y decidió hablar con ella al respecto. - ¿Estás bien, Sabine? No deberías prestar atención a lo que dicen esos chicos groseros - le dijo Adnan con preocupación. - Gracias por preocuparte por mí, Adnan.

A veces es difícil ignorar las palabras hirientes - respondió Sabine con sinceridad.

Adnan tomó la mano de Sabine y le recordó todas las cosas maravillosas que había dentro de ella: su alegría contagiosa, su creatividad sin límites y su valentía para ser quien realmente era. Desde ese día, Sabine aprendió a valorarse tal como era y a ignorar las críticas injustas. A medida que pasaba el tiempo, la amistad entre Sabine y Adnan crecía cada vez más fuerte.

Juntos descubrieron nuevos hobbies como la jardinería en el huerto escolar o construir castillos de arena en el parque cercano.

Siempre estaban ahí el uno para el otro en los momentos difíciles y compartían risas interminables en las situaciones más divertidas. Al final del año escolar, durante la fiesta de despedida antes de las vacaciones de verano, Sabine regaló a Adnan un libro antiguo sobre planetas porque sabía cuánto le emocionaba el espacio exterior.

Y Adnan sorprendió a Sabine con un cuaderno lleno de dibujos hechos por él mismo que contaban todas las aventuras vividas juntos.

Esa noche bajo un cielo estrellado repleto de sueños infinitos, Sabine y Adnan prometieron seguir siendo mejores amigos para siempre sin importar dónde los llevara la vida. Y así fue como dos corazones solitarios encontraron en la amistad uno del otro el tesoro más valioso: compañerismo verdadero e inquebrantable.

FIN.

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