La amistad encontrada


Había una vez un unicornio llamado Teté, que vivía en un bosque mágico rodeado de flores y mariposas. Teté era muy feliz, pero a veces se sentía solo y deseaba tener amigos con quienes jugar.

Un día, mientras galopaba por el bosque, encontró a una niña pequeña llamada Mora que estaba llorando. Teté se acercó a ella y le preguntó qué pasaba. - ¿Por qué estás triste? -preguntó Teté con su voz suave y dulce.

- Perdí mi pelota -respondió Mora entre sollozos-. No sé dónde está. Teté pensó en cómo podría ayudarla. Entonces recordó que había visto una pelota cerca del río cuando iba camino al bosque.

Le dijo a Mora:- Ven conmigo, te llevaré donde creo que está tu pelota. Mora sonrió y subió sobre la espalda de Teté. Juntos volaron hacia el río y allí estaba la pelota de Mora justo donde Teté la había visto antes.

La niña estaba tan contenta que no paraba de reírse mientras jugaban juntos. De pronto, apareció Rocky, el perrito de Mora, corriendo hacia ellos para unirse al juego.

Los tres amigos jugaron juntos todo el día: saltaron por encima del arcoiris, recolectaron flores y cantaron canciones divertidas.

Al final del día, cuando llegó la hora de despedirse, Mora le preguntó a Teté:- ¿Vendrás mañana para jugar otra vez? Teté respondió emocionado:- ¡Claro que sí! Será un placer volver a jugar contigo y Rocky. A partir de ese día, Teté se convirtió en el mejor amigo de Mora y Rocky. Juntos aprendieron muchas cosas nuevas mientras exploraban el bosque mágico.

Aprendieron sobre la importancia de la amistad, la generosidad y la ayuda mutua. Teté nunca volvió a sentirse solo porque tenía amigos maravillosos que lo querían tal como era. Y así, los tres amigos vivieron felices para siempre en el bosque mágico rodeado de flores y mariposas.

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