La amistad entre el sol y la luna
Érase una vez, en un cielo lleno de estrellas brillantes, el Sol y la Luna vivían en mundos separados. El Sol era un astro cálido y alegre, que iluminaba el día con su luz dorada. Por otro lado, la Luna era una dama plateada que adoraba fascinantes noches estrelladas.
Un día, el Sol decidió que quería conocer a la Luna. Y así, cuando la tarde comenzaba a oscurecer, el Sol se asomó en el horizonte y dijo:
"Hola, Luna, ¿te gustaría jugar conmigo?"
"Hola, sol brillante, pero… no podemos jugar juntos. Tu luz es muy intensa y me opacas. Además, yo salgo solo cuando tú te vas."
"¡Pero eso no es justo! Me gustaría ver cómo brillas en la noche. Protective聘omino"
La Luna miró al Sol con curiosidad.
"¿De verdad quieres verme brillar?"
"Sí, por supuesto. Tal vez podríamos encontrar una manera de jugar juntos, pero deberíamos ser creativos."
El Sol pensó por un momento.
"¿Qué te parece si organizamos una fiesta de luces? Así, todos los astros podremos jugar juntos, y tal vez la gente de la Tierra disfrutará de nuestra amistad."
"¡Eso suena maravilloso! Pero hay un problema... ¿Cómo haremos que los planetas puedan ver nuestras luces al mismo tiempo?"
- “Podemos hacerla al amanecer y al atardecer, justo cuando yo me despido y tú apareces.”
Con la idea en mente, el Sol y la Luna se pusieron manos a la obra. Así que el Sol se preparó para preparar su luz y la Luna comenzó a practicar su brillo plateado.
Llegó el día de la fiesta. La noticia se había esparcido por el cielo, y todos los astros estaban emocionados. Cuando el Sol comenzó a descender, llenó de colores cálidos el horizonte, mientras la Luna subía a la escena dejando atrás su un brillo plateado.
"¡Bienvenidos a la fiesta!" -gritó el Sol con alegría.
"¡Estamos aquí para celebrar la amistad!" -añadió la Luna, iluminando el cielo con destellos de luz.
Los planetas, satélites, asteroides y estrellas bailaron en la atmósfera, siguiendo el ritmo de los colores que creaban el Sol y la Luna.
Pasaron horas de risa y alegría, hasta que la fiesta se llenó de bromas y juegos. Fue un verdadero espectáculo. Pero de pronto, algo inesperado ocurrió.
El brillo del Sol comenzó a desvanecerse.
"¿Qué pasa, Sol?" -preguntó la Luna, preocupada.
"No puedo mantener el brillo por tanto tiempo. Mis rayos se están cansando, y necesito descansar un poco para volver a brillar en el próximo día."
"Pero nuestra fiesta apenas ha comenzado. No puedo hacerlo sin ti. ¡Vamos a encontrar una solución!"
La Luna se miró a su alrededor y vio a un grupo de estrellas brillantes.
"Chicos, ¿pueden ayudarnos?"
"Claro, ¡somos un equipo!" -dijeron las estrellas.
Con una simple idea, distribuyeron su luz por todo el cielo, creando destellos que complementaban los últimos rayos del Sol y mantenían viva la celebración.
La fiesta continuó, y el Sol entendió que no estaba solo. Esa conexión entre ellos y la combinación de luces crearon un espectáculo más hermoso de lo que había imaginado.
Cuando por fin, todo se calmó y los astros comenzaron a irse, el Sol se acercó a la Luna.
"Gracias por ayudarme, nunca había sentido tanta felicidad. Juntos somos más fuertes."
"Esto fue solo el comienzo, amigo mío. La amistad nos permite crear cosas maravillosas. ¡Hagámoslo de nuevo!"
Desde aquel día, el Sol y la Luna se hicieron los mejores amigos del cielo. Aprendieron a colaborar, a complementar sus luces y a nunca dejar de brillar juntos, mostrando a todos que la verdadera amistad puede crear magia.
Así, en cada amanecer y atardecer, el mundo entero admiraba la hermosa obra de arte que creaban juntos. Y así fue como la amistad del Sol y la Luna iluminó no solo el cielo, sino también los corazones de quienes lo contemplaban.
FIN.