La amistad entre Jerry y Tom


Había una vez un pequeño ratón llamado Jerry que vivía en una acogedora madriguera debajo de la cocina de una gran casa.

Jerry era muy inteligente y siempre buscaba maneras creativas de conseguir comida sin ser atrapado por el gato Tom, quien vivía en la misma casa. Un día, mientras Jerry estaba buscando algo para comer en la despensa, escuchó unos pasos sigilosos acercándose.

¡Era Tom! El felino había olfateado el delicioso aroma del queso fresco que Jerry había encontrado y no podía resistirse a perseguirlo. Jerry rápidamente se dio cuenta de la situación y decidió correr hacia el comedor, donde había muchas sillas y mesas para esconderse.

Tom lo seguía de cerca, pero cada vez que pensaba que lo tenía atrapado, Jerry lograba escapar hábilmente. Mientras tanto, los dueños de la casa estaban disfrutando tranquilamente su cena cuando escucharon ruidos provenientes del comedor.

Se levantaron rápidamente para ver qué estaba pasando y se encontraron con el caos: sillas volcadas y platos rotos por todas partes. "¡Oh no! ¿Qué ha pasado aquí?"- exclamó la dueña de la casa sorprendida.

Jerry aprovechó este momento de confusión para esconderse detrás de un jarrón en el rincón del comedor. Mientras tanto, Tom salió corriendo asustado al ver a los dueños enfadados. Los días siguientes fueron más desafiantes para Jerry ya que Tom parecía estar más decidido que nunca a atraparlo.

Pero nuestro valiente ratón no se rindió. En lugar de eso, decidió buscar una solución pacífica para poner fin a esta persecución interminable.

Una tarde, mientras Tom estaba durmiendo plácidamente en el sofá, Jerry tomó un trozo de queso y lo dejó cuidadosamente frente a la puerta principal. Luego corrió hacia su madriguera y esperó pacientemente. Cuando Tom despertó y olió el delicioso queso, no pudo resistirse.

Salió corriendo tras él, pero justo cuando estaba a punto de atraparlo, la puerta se cerró detrás de él. ¡Jerry había tendido una trampa! Tom quedó atrapado afuera mientras Jerry disfrutaba su merecido trozo de queso en la comodidad de su hogar.

Desde ese día en adelante, Tom aprendió que perseguir a Jerry solo le traería problemas y decidió dejarlo vivir en paz. Con el tiempo, Jerry y Tom lograron establecer una extraña amistad.

Aunque todavía jugaban al gato y al ratón ocasionalmente para mantenerse entretenidos, nunca volvió a haber persecuciones tan intensas como antes. La moraleja de esta historia es que siempre hay maneras creativas e inteligentes para resolver los problemas sin recurrir a la violencia o la agresión.

Además, muestra cómo incluso los rivales más acérrimos pueden encontrar formas inesperadas de llevarse bien y compartir momentos divertidos juntos. Y así fue como Jerry y Tom demostraron que incluso las diferencias más grandes pueden ser superadas con respeto y comprensión mutua.

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