La amistad es el mejor juego


Había una vez en el barrio de Matumatu, un grupo de amigos muy unidos que compartían su gran pasión por los videojuegos. Valorant era el líder del grupo, siempre proponiendo nuevos desafíos para superar en los juegos.

Jugas era el más habilidoso con los controles, mientras que Juego era el más creativo a la hora de diseñar estrategias. Sin embargo, había un problema: Vicio.

Era uno de los amigos del grupo, pero se había obsesionado tanto con los videojuegos que pasaba todo su tiempo libre frente a la pantalla y no quería hacer otra cosa.

Los demás intentaron motivarlo para que se sumara a otras actividades como salir al parque o practicar deportes, pero él solo quería seguir jugando. Un día llegó Santiago, un nuevo vecino al barrio que también le encantaban los videojuegos. Ellos lo invitaron a jugar con ellos y Santiago aceptó felizmente la invitación.

Pero cuando comenzaron a jugar juntos, algo extraño sucedió: Santiago se convirtió en el mejor jugador del grupo y vencía fácilmente a todos. Vicio no soportaba ver cómo alguien más podía ser mejor que él en los juegos y comenzó a sentir celos hacia Santiago.

Empezó a sabotear las partidas y tratar mal al nuevo amigo del grupo hasta convertirse en su enemigo. Los demás amigos estaban preocupados porque notaban que Vicio estaba perdiendo lo mejor de la amistad por culpa de sus celos y egoísmo.

Intentaron hablar con él para ayudarlo pero no lograban llegarle. Un día decidieron dejarlo fuera del juego para poder disfrutar sin problemas junto a Santiago.

Fue entonces que Vicio se dio cuenta de que estaba perdiendo a sus amigos por su actitud y decidió cambiar. Se disculpó con Santiago y le pidió perdón a todos los demás, prometiendo dejar atrás sus celos y envidias.

Desde ese día, volvieron a jugar juntos como antes pero esta vez sin competir entre ellos sino ayudándose mutuamente para mejorar. Aprendieron que la amistad es más importante que cualquier juego o competencia, y que lo mejor era disfrutar de los videojuegos sin obsesionarse tanto con ellos.

De esa manera, pudieron seguir jugando juntos y compartiendo momentos muy divertidos sin importar quien ganara o perdiera.

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