La Amistad es Más Fuerte que el Amor
Había una vez en un pequeño barrio, dos amigas inseparables llamadas Jimena y Adriana. Desde que eran chicas, siempre jugaban juntas, compartían secretos y se apoyaban en todo. Pero un día, todo eso cambió por culpa de un chico llamado Lucas.
Un lunes soleado, Jimena y Adriana estaban en el parque cuando Lucas se acercó a ellas. Era un chico simpático, con una sonrisa encantadora que iluminaba el lugar.
"Hola, chicas. ¿Puedo unirme a ustedes?" - preguntó Lucas.
Ambas sonrieron y respondieron juntas:
"¡Claro!"
Los días pasaron y Lucas comenzó a salir más con Jimena y Adriana. Pero, poco a poco, cada una comenzó a sentir algo especial por él. Un día, Jimena decidió que se lo confesaría a Lucas. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, se enteró de que Adriana también estaba interesada.
"¿Viste cómo me mira Lucas?" - le dijo Jimena a Adriana, con emoción.
"Sí, pero... creo que le gusto yo también" - respondió Adriana, con una mezcla de nervios y emoción.
La tensión aumentó entre ambas amigas. Finalmente, una tarde, las dos se encontraron en el parque, listas para hablar.
"Adriana, yo le tengo un crush a Lucas y quiero intentar salir con él" - confesó Jimena, temiendo la reacción de su amiga.
"Pero yo también lo quiero. Es injusto que solo una de nosotras tenga la oportunidad" - respondió Adriana, con frustración.
La discusión se tornó más intensa y, en un momento de enojo, ambas decidieron dejar de hablarse.
Pasaron los días y la tristeza invadió a ambas. Aunque estaban enfadadas, no podían dejar de pensar en lo que habían perdido: su hermosa amistad construida durante tantos años. Sin embargo, cada una seguía intentando acercarse a Lucas. Lucas, al darse cuenta de la tensión, se sintió confundido. No quería ser el motivo de su pelea.
Un día, mientras Lucas paseaba por el barrio, escuchó a Jimena y Adriana discutiendo cerca del parque.
"¿Por qué no podemos simplemente hablarlo y resolverlo?" - dijo Lucas, interrumpiendo la pelea.
"Porque no entiendo cómo puede ser que nos hayamos peleado por un chico en lugar de valorar nuestra amistad" - explicó Jimena, ahora más calmada.
"Es cierto, no tiene sentido perder lo que hemos construido tan bien. Tal vez podríamos hacer una competencia amistosa para ganarnos su atención, pero siempre respetando nuestra amistad" - sugirió Adriana, viendo la importancia de reconciliarse.
Lucas sonrió, aliviado al ver que las chicas empezaban a encontrar el camino hacia la solución.
"Si yo fuera ustedes, me enfocaría en lo que realmente importa: su amistad. Porque, a la larga, los chicos van y vienen, pero las amigas son para siempre" - dijo Lucas, apoyando su idea.
Ese día, Jimena y Adriana se abrazaron y decidieron dejar de lado su enojo.
"Perdón, Adriana. Lo siento, nunca quise herirte. Eres mi mejor amiga" - dijo Jimena, con lágrimas en los ojos.
"Lo sé, Jimena. Yo también lo siento. A veces cometemos errores" - respondió Adriana, con la voz temblorosa.
A partir de ese día, las chicas decidieron que su amistad era más importante que cualquier chico. Organizaron una competición divertida entre ellas, donde ambas intentarían conseguir la atención de Lucas sin perderse en la competencia.
Al final, Lucas se convirtió en un amigo más, pero lo que realmente brilló fue la fuerza de la amistad de Jimena y Adriana.
"Lo mejor de todo es que siempre estamos juntas. No importa qué suceda, siempre seremos amigas primero" - dijo Jimena.
"Exacto, ¡y no dejaremos que nada nos separe de nuevo!" - agregó Adriana, sonriendo.
Y así, Jimena y Adriana aprendieron que la amistad es un tesoro que debe cuidarse, y que los verdaderos amigos siempre están ahí, incluso en los momentos difíciles. Desde aquel día, cada vez que sentían celos o incomprensiones, se sentaban a hablar y resolver todo, construyendo así un lazo aún más fuerte que antes.
Y colorín colorado, este cuento ya ha terminado.
FIN.