La Amistad Imaginaria



Fran era un nene de diez años que había cambiado de casa y de pueblo. Cuando llegó a su nuevo hogar, su corazón estaba lleno de nostalgia por sus amigos y su antigua vida. A pesar de que tenía a Timo, su amigo imaginario, Fran no podía evitar sentirse solo.

Un día, mientras exploraba el nuevo barrio, Fran se encontró con Uma, una nena de su misma edad que estaba jugando en el parque. Con una gran sonrisa, Uma se acercó a él.

"Hola, soy Uma. ¿Te mudaste aquí?" - dijo ella con alegría.

Fran, sorprendido por su amabilidad, respondió:

"Sí, me llamo Fran. No conozco a nadie aquí..."

Uma lo miró con curiosidad y se le ocurrió una idea.

"Podés jugar conmigo. Te puedo mostrar el parque y otros lugares divertidos."

Fran sintió una chispa de esperanza. Pero en el fondo de su corazón, había una preocupación. Timo, su amado amigo imaginario, solía acompañarlo en todas sus aventuras, pero Fran temía que Uma no lo aceptara. Así que decidió no mencionarlo por ahora.

Pasaron varios días juntos, jugando a la pelota y explorando cada rincón del pueblo. La amistad entre Fran y Uma se iba fortaleciendo, pero Fran no podía evitar sentirse incómodo cuando Timo aparecía y jugaba con ellos. En un momento, Fran lo miró a Timo, que estaba montando su bicicleta imaginaria.

"No sé si Umi entendería..." - murmuró Fran.

Finalmente, una tarde, mientras estaban en el parque, Uma preguntó:

"¿Por qué a veces mirás al cielo con una sonrisa tan rara? ¿Estás pensando en algo divertido?"

Fran dudó un momento, pero decidió ser valiente.

"Hay alguien más aquí. Es un amigo, se llama Timo. Pero... no sé si te gustaría conocerlo."

Uma se mostró intrigada.

"¿Timo? ¿Quién es? ¡Quiero conocerlo!"

Con el corazón latiendo rápido, Fran miró a Timo. Este sonrió, emocionado. Así que Fran tomó aire y, reuniendo su valentía, dijo:

"Es un amigo imaginario. Siempre está conmigo y me ayuda a sentirme menos solo."

Uma se quedó en silencio, pero luego sonrió.

"Yo también tengo uno. Se llama Pipo y es un dinosaurio volador. ¡Me encantaría que Timo conozca a Pipo!"

Fran no podía creerlo. Su miedo se desvaneció y una sonrisa iluminó su rostro.

"¿En serio? Eso sería genial."

Entonces, juntos, comenzaron a imaginar un mundo donde Timo y Pipo podían jugar. Fran se dio cuenta de que su amistad con Uma no sólo soportaba a Timo, sino que lo enriquecía.

Los días pasaron y la amistad entre los cuatro fue creciendo. Fran, Uma, Timo y Pipo formaron un extraordinario equipo de aventureros. Juntos, exploraron selvas imaginarias, castillos en nubes y cavernas misteriosas. Fran aprendió que sus secretos podían ser parte de su vida y no tenían por qué asustarlo.

Un día, mientras se recostaban en un prado, Uma dijo:

"Me encanta jugar con Timo. Siempre tiene ideas geniales."

Fran sonrió y se sintió afortunado. "¡Timo es el mejor! Gracias por aceptarlo, Uma."

"Siempre. La imaginación es súper poderosa, Fran. ¡No hay que tener miedo!"

Así, Fran descubrió que no solamente había encontrado una amiga, sino que también conoció el verdadero significado de la aceptación. Con el paso del tiempo, Fran no se sentía solo ni extraño en su nuevo pueblo. Con Uma a su lado y Timo siempre listo para la aventura, todo parecía posible. Al final, la amistad verdadera siempre encuentra la manera de brillar.

Y desde entonces, Fran aprendió a abrazar su mundo imaginario sin restricciones, llevando a Timo y su alegría por donde quiera que fuera.

FIN.

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