La Amistad Improbable
En un día soleado en la selva, un Dinosaurio rex llamado Dino estaba buscando algo para comer. Aunque era enorme y temido por todos, en el fondo él era un dinosaurio amable y soñador. Mientras caminaba, se encontró con una curiosa ardilla llamada Susi, que recolectaba nueces.
"¡Hola, gigante!" - gritó Susi, mientras trepaba a un árbol cercano.
Dino se sorprendió. Nunca había conocido a un animal tan pequeño y valiente.
"Hola, pequeña. ¿No tienes miedo de mí?" - le preguntó Dino con voz suave.
"No, para nada. No todos los grandes son malos. Mi abuela siempre dice que a veces hay que mirar más allá de las apariencias" - respondió Susi mientras agitaba su colita.
Intrigado por la sabiduría de la ardilla, Dino decidió acercarse un poco más, aunque su enorme sombra asustó a algunos pájaros que volaron.
"¿Te gustaría ser mi amiga?" - preguntó Dino, ansioso por aprender más de este nuevo mundo.
"¡Claro! Pero primero deberías ayudarme a recoger nueces. Siempre tengo problemas para alcanzarlas en los lugares altos" - dijo Susi con una risa divertida.
Dino se rió también. Nunca había hecho algo así, pero ¡qué divertido sonaba! Juntos, empezaron a trabajar. El dinosaurio levantaba a Susi en su palma, y ella recogía las nueces de las ramas más altas. Ese día, no solo recogieron muchas nueces, sino que también compartieron historias de sus vidas.
Dino le contó a Susi sobre su deseo de ser artista, de cómo le encantaba pintar gigantescos cuadros de la selva con brontosaurios y árboles llenos de frutas.
"Yo siempre quise ser diseñadora de ropa", dijo Susi entusiasmada. "Me gusta combinar colores y hacer que los demás se vean bien".
Dino quedó asombrado.
"¿Por qué no hacemos un desfile de moda con lo que recogimos? Podemos invitar a todos los animales de la selva" - sugirió Dino emocionado.
"¡Esa es la mejor idea!" - gritó Susi mientras saltaba de felicidad.
Así fue como los dos amigos, el enorme Dinosaurio rex y la pequeña ardilla, se pusieron manos a la obra. Durante días, trabajaron juntos, diseñando atuendos de hojas y flores, pintando carteles coloridos, y organizando todo para el gran evento.
El día del desfile llegó, y todos los animales de la selva estaban emocionados. Una mariposa, un ciervo, y hasta un jabalí estaban listos para mostrar su “moda natural”.
Cuando comenzó el desfile, todos quedaron atónitos. Dino, que temía no ser comprendido, danzaba entre los árboles, mostrando sus creaciones con gracia, mientras Susi se movía ágilmente en el aire, animando a todos a disfrutar del momento.
"¡Miren a Dino!" - gritó Susi, haciendo volar una de sus nueces por los aires.
"¡No puedo creer que haya un desfile de moda con un dinosaurio!" - exclamó un loro asombrado.
Pero, ¡sorpresa! De pronto, el cielo se oscureció. Una gran tormenta se acercaba rápidamente y todos los animales comenzaron a asustarse.
"¡Dino, necesitamos un refugio!" - gritó Susi, temiendo por su seguridad.
Los animales comenzaron a huir buscando refugio, mientras Dino recordó el gigantesco tronco hueco que había visto en su camino.
"¡Síganme! ¡Aquí, a este tronco!" - dijo Dino con determinación.
Sin dudar, corrió hacia el tronco mientras Susi le guiaba, y todos los animales lo siguieron. Gracias a su gran tamaño, pudieron entrar todos en el tronco y así salvarse de la tormenta.
Cuando la lluvia pasó, todos agradecieron a Dino y Susi.
"Nunca pensé que un dinosaurio podría ser tan amable y valiente" - dijo el ciervo.
"Y yo nunca pensé que una ardilla pudiera ser tan creativa y valiente" - añadió Dino, sonriendo a su amiga.
Desde ese día, la selva nunca volvió a ser igual. Dino y Susi se convirtieron en los mejores amigos, y juntos enseñaron a todos los animales a no juzgar a los demás por su apariencia, sino por sus bondades y talentos.
"La amistad puede surgir de los lugares más inesperados" - dijo Susi, mientras todos celebraban su gran desfile.
Y así, Dino y Susi continuaron creando juntos, siempre recordando que cada ser tiene algo valioso que ofrecer al mundo.
FIN.