La amistad inesperada



En un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza vivía Martina, una adolescente de 14 años muy tímida y reservada. Martina siempre se sentía sola en la escuela, ya que no tenía muchos amigos con quienes compartir sus alegrías y tristezas.

Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Martina vio a un chico nuevo sentado en una banca. Tenía el cabello alborotado y una sonrisa amigable en su rostro.

Se acercó tímidamente y le preguntó:-¿Hola, eres nuevo por aquí? -Sí, acabo de llegar. Soy Lucas -respondió el chico con entusiasmo. A partir de ese momento, Martina y Lucas se hicieron inseparables. Pasaban horas charlando sobre sus sueños, miedos e inquietudes.

Lucas era extrovertido y divertido, mientras que Martina era más reflexiva y tranquila; pero juntos formaban un equipo perfecto. Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al pueblo, escucharon unos ruidos extraños provenientes de un arbusto.

Al acercarse descubrieron a un cachorrito abandonado que lloraba desconsoladamente. Sin dudarlo, decidieron llevarlo a casa y cuidarlo entre los dos. Martina y Lucas se turnaban para alimentar al cachorro, bañarlo y jugar con él.

La presencia del pequeño perro llenó sus vidas de alegría y complicidad aún más. Pero un día todo cambió cuando recibieron una noticia inesperada: el dueño original del cachorro lo estaba buscando desesperadamente. Martina sintió tristeza al pensar en separarse del animalito que tanto querían.

Lucas la miró con ternura y le dijo:-Martina, sé que te duele tener que dejar ir al cachorro, pero es lo correcto. Siempre estaremos juntos para apoyarnos mutuamente en las buenas y en las malas.

Martina asintió con lágrimas en los ojos sabiendo que su amigo tenía razón. Juntos llevaron al cachorro de vuelta a su hogar original donde fue recibido con amor por su verdadero dueño.

A partir de ese día, Martina entendió que la verdadera amistad va más allá de las circunstancias difíciles o dolorosas. Siempre tendría a Lucas a su lado para acompañarla en cada paso del camino.

Y así continuaron viviendo nuevas aventuras juntos, fortaleciendo su amistad cada día más gracias a la complicidad y el apoyo incondicional que se tenían mutuamente.

FIN.

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