La Amistad Inesperada



Era un día soleado en la casa de la señora García. Tom, un gato adorable de pelaje gris, estaba obsesionado con cazar a su enemigo eterno, Jerry, el pequeño ratón de pelaje marrón y astuto. La rutina de cada día consistía en que Tom persiguiera a Jerry por toda la casa, sin tener éxito nunca en atrapar a su pequeño rival.

Un día, tras un largo día de intentos fallidos, Tom se sentó en el jardín llorando. Delante de él, Jerry lo miró intrigado.

"Che, ¿por qué lloras?" - preguntó Jerry, parado en la cerca que separaba el jardín.

"Porque no te puedo atrapar" - sollozó Tom, tratando de limpiar sus lágrimas con una de sus patas.

Jerry, sorprendido, se acercó un poco más. "¿Y por qué querés atraparme, Tom?"

"Porque sos un ratón y eso es lo que los gatos hacemos. ¡Es nuestra naturaleza!" - respondió Tom, queriendo parecer muy serio a pesar de su tristeza.

Jerry se rió entre dientes. "Pero, ¿y si hay otra forma? ¿Y si fuéramos amigos en vez de enemigos?"

Tom lo miró con sorpresa. "¿Amigos? Pero: ¡Yo soy un gato y vos un ratón!"

"Eso no importa. Cada uno puede ser lo que quiera. Mirá, si me permitís, puedo enseñarte a divertirte de otra manera. No todo tiene que ser una cacería. ¿Qué decís?" - insistió Jerry con entusiasmo.

Tom parpadeó, dudando. La idea era extraña, pero también intrigante. "Está bien, ¿qué tenés en mente?"

Jerry sonrió y propuso un juego: una carrera hasta el árbol más alto del jardín. Tom no estaba muy convencido, pero aceptó.

Ambos se pusieron en línea de salida. "A la cuenta de tres, ¡salimos!" - gritó Jerry.

"Uno... Dos... ¡Tres!"

Y ambos comenzaron a correr. Para su sorpresa, la carrera fue divertida. La adrenalina pasó de ser una simple cacería a un momento de alegría compartida. A mitad de camino, tomaron un desvió y terminaron jugando entre las flores, riendo y disfrutando del sol.

Tom se dio cuenta de que no era necesario atrapar a Jerry para disfrutar su compañía. "Esto es increíble, siempre pensé que sólo tenía que apresarte. ¡Esto es más divertido!" - dijo Tom, ejercitándose mientras se reía.

A partir de ese día, Tom y Jerry se hicieron inseparables. Jugaban a esconderse, a saltar sobre las hojas caídas y hasta hacían carreras. Las antiguas rivalidades se desvanecieron y nació una hermosa amistad.

Un día, mientras descansaban bajo un árbol, Tom le dijo a Jerry: "Nunca pensé que podríamos ser amigos. Gracias por mostrarme que hay más en la vida que sólo perseguirte."

"Para mí es un placer, Tom. ¿Ves? A veces solo hay que mirar más allá de las diferencias. Podemos disfrutar juntos, sin ser enemigos."

Y así, el gato y el ratón aprendieron que la amistad no conoce límites, y que no importa cuán diferentes seamos, siempre podemos encontrar algo en común para compartir y disfrutar juntos.

Desde entonces, Tom y Jerry no solo compartieron aventuras en el jardín, sino que también se volvieron inseparables compañeros de juegos, recorriendo el mundo alrededor de la casa, llenos de alegría y diversión. Así, lo que comenzó como una simple persecución se transformó en una historia de amistad inesperada que todos en el vecindario admiraron.

FIN.

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