La Amistad Inesperada



Érase una vez en un tranquilo bosque, donde vivía una abuelita amable y bondadosa. Ella pasaba sus días cuidando su jardín lleno de flores y compartiendo historias con quien se cruzara en su camino. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un lobo. Al principio, la abuelita se asustó, pero el lobo no era como los de los cuentos. Tenía una mirada triste y buscaba algo entre los arbustos.

Intrigada, la abuela se acercó y le preguntó:

"¿Qué haces aquí, querido lobo?"

"Estoy buscando flores para decorar mi casa", contestó el lobo con un susurro.

"¿Cómo? ¿Un lobo buscando flores? Eso es muy peculiar. Vamos juntos a buscarlas."

Así comenzaron una extraña pero hermosa amistad. La abuela le enseñó al lobo que no todos los seres humanos son malos y que la belleza del bosque se compartía mejor con amigos. Juntos, recolectaron las flores más hermosas que encontraron por el camino, riendo y contando historias.

Mientras tanto, Caperucita Roja, quien estaba de camino a casa de su abuela, vio al lobo merodeando. "¡Mamá! ¡Ayuda!" gritó Caperucita asustada. "¡El lobo está por ahí!" Ella decidió buscar al cazador del pueblo para que la ayudara a enfrentar al lobo.

Caperucita y el cazador llegaron al lugar justo cuando el lobo se escondía detrás de unas piedras, pensando en sus flores. "¿Dónde está el lobo?" preguntó el cazador, con su arma lista. Entonces, la abuela apareció corriendo hacia ellos. "¡Esperen! ¡No le hagan daño!"

"¿Pero qué haces, abuela? ¿Te has vuelto loca?" preguntó Caperucita, confundida.

"Este lobo no es malo, está buscando flores y mi amistad."

El cazador, sin entender, siguió observando. La abuela siguió explicando: "El lobo ha sido bueno conmigo, y me ha enseñado a valorar la belleza de la naturaleza. No debemos juzgar a los demás por su aspecto, sino por sus acciones."

Caperucita, viendo la sinceridad en los ojos del lobo y las palabras de su abuela, decidió acercarse. "¿Puedo ayudarte a buscar flores también?" preguntó tímidamente. El lobo, sorprendió pero feliz, respondió: "¡Claro! ¡Cuantas más, mejor!"

Así, lo que comenzó como un malentendido se convirtió en una gran aventura. Todos juntos, abuela, Caperucita y el lobo, recorrieron el bosque recolectando flores, compartiendo risas y aprendiendo sobre la amistad y la aceptación.

Cuando regresaron a casa, la abuela preparó una hermosa corona de flores para que los dos pudieran llevarla orgullosos. "Miren, esto simboliza nuestra amistad y lo importante que es no juzgar a los demás por su apariencia."

"¡Qué lindo!" exclamó Caperucita, sonriendo. "Nunca imaginé que un lobo pudiera ser un amigo tan bueno."

Desde entonces, cada vez que Caperucita iba a visitar a su abuela, el lobo siempre estaba ahí, ayudando a cuidar el jardín y buscando flores juntos. Aprendieron que la verdadero valor de un ser está en su corazón, y que una amistad puede florecer de los lugares más inesperados.

FIN.

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