La amistad inesperada de la hormiga y el gusano


Había una vez en un pequeño bosque, una hormiga llamada Anita que siempre estaba ocupada recogiendo comida para su colonia.

Un día, mientras caminaba por el suelo del bosque, Anita vio a un pequeño gusano llamado Gustavo que se arrastraba con dificultad. "Hola, ¿necesitas ayuda?" preguntó Anita con amabilidad. "Sí, por favor. Me siento débil y no puedo encontrar mi hogar", respondió Gustavo con tristeza. Anita decidió ayudar a Gustavo y lo llevó hasta un lugar seguro.

A partir de ese día, Anita y Gustavo se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraban el bosque, cada uno a su propio ritmo, y se contaban historias sobre sus diferentes experiencias.

Un día, una fuerte lluvia inundó el bosque, y la colonia de hormigas de Anita quedó en peligro. Sin pensarlo dos veces, Gustavo se ofreció para excavar un camino que desviara el agua lejos de la colonia. Gracias a la valentía y esfuerzo de Gustavo, la colonia de Anita fue salvada.

Desde ese día, tanto la hormiga como el gusano aprendieron que la verdadera amistad no conoce límites y que juntos podían lograr cosas maravillosas, a pesar de sus diferencias.

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