La amistad inquebrantable
Había una vez un niño llamado Tomás, que vivía viajando de un lugar a otro con sus padres debido al trabajo de su papá.
A pesar de conocer muchos lugares hermosos, Tomás se sentía muy solo porque no lograba hacer amigos en ningún lado. Un día, mientras paseaba por un parque en una nueva ciudad, vio a un perrito callejero que parecía perdido y triste.
El pequeño perro tenía ojos dulces y una mirada que llegó directo al corazón de Tomás. Sin dudarlo, se acercó al cachorrito y le ofreció algo de comida que llevaba consigo. El perrito, agradecido por el gesto amable de Tomás, comenzó a seguirlo a todas partes.
Desde ese momento inseparables, fueron juntos explorando la ciudad y compartiendo momentos inolvidables. Tomás decidió llamarlo Sammy. "¡Sammy, eres mi mejor amigo! Juntos nunca más estaremos solos", exclamó emocionado Tomás mientras acariciaba la cabeza del perrito.
Sammy se convirtió en el confidente de Tomás; lo acompañaba en cada aventura y alegraba sus días con su compañía fiel.
Gracias a la presencia amorosa del perrito, Tomás empezó a sentirse más seguro de sí mismo y poco a poco fue abriendo su corazón para hacer nuevos amigos en cada lugar que visitaban. Una tarde calurosa, mientras jugaban juntos cerca del río, Sammy comenzó a ladrar desesperadamente señalando hacia el agua agitada.
Tomás corrió asustado y vio a un niño pequeño luchando por mantenerse a flote. Sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua sin importarle nada más que salvar al niño desconocido. Con esfuerzo logró traerlo sano y salvo hasta la orilla donde los esperaba Sammy moviendo la cola feliz.
"¡Gracias por salvarme!", dijo el niño entre lágrimas mientras abrazaba a Tomás. Desde ese día, aquel niño rescatado se convirtió en el mejor amigo de Tomás en esa ciudad.
Jugaron juntos durante horas e incluso formaron un equipo para ayudar a otros niños necesitados del lugar. Tomás aprendió una gran lección gracias a Sammy: la verdadera amistad va más allá de las palabras; se trata de estar ahí cuando alguien te necesita y compartir momentos especiales juntos.
Al finalizar su estadía en esa ciudad, los nuevos amigos prometieron mantenerse en contacto para siempre.
Y así fue como gracias al amor incondicional de Sammy, Tomás descubrió que siempre hay espacio para la amistad si uno está dispuesto a abrir su corazón y ser valiente como su fiel compañero animal lo había sido con él.
FIN.