La amistad mágica de Emilie, Luciana y Estrella



Había una vez dos niñas llamadas Emilie y Luciana que vivían en un pequeño pueblo rodeado de bosques mágicos.

Un día, mientras exploraban el bosque, se encontraron con algo increíble: ¡un unicornio! El unicornio era blanco como la nieve, con un cuerno dorado brillante en medio de su frente. Sus ojos eran tan dulces como el caramelo y sus crines eran suaves como el algodón de azúcar. Emilie y Luciana no podían creer lo que veían.

"¡Mira Luciana! ¡Es un unicornio de verdad!", exclamó Emilie emocionada. Luciana estaba asombrada y feliz al ver al majestuoso animal. Sin embargo, también tenía algunas dudas. "Emilie, ¿crees que es seguro acercarnos? No conocemos a este unicornio".

Emilie pensó por un momento y luego respondió: "Tienes razón, Luciana. Debemos asegurarnos de que sea amigable antes de acercarnos". Las niñas decidieron observar al unicornio desde lejos para ver cómo se comportaba.

Para su sorpresa, el unicornio parecía amigable y juguetón. Saltaba por los prados y parecía disfrutar del hermoso día soleado. Emilie sugirió acercarse lentamente para decirle hola. Cuando las niñas se acercaron al unicornio, este las miró con curiosidad pero sin miedo.

Se dejó tocar por ellas e incluso les dio lamidas cariñosas en las manos. "¡Es tan suave!", exclamó Luciana emocionada. El unicornio parecía entender todo lo que decían las niñas, así que decidieron hablarle.

"¿Cómo te llamas, unicornio?", preguntó Emilie. El unicornio movió su cabeza de un lado a otro como si estuviera pensando y luego respondió en una voz suave: "Me llamo Estrella". Las niñas se sorprendieron al escuchar al unicornio hablar.

Era un momento mágico y especial. Durante días y semanas, Emilie y Luciana pasaron tiempo con Estrella. Juntos exploraban el bosque, saltaban por los prados y descubrían nuevos lugares llenos de magia.

Estrella les mostraba plantas curativas y les enseñaba sobre la importancia de proteger la naturaleza. Un día, mientras paseaban por el bosque, encontraron a un grupo de animales heridos. Había un conejito con una pata lastimada, un búho con problemas para volar y un zorro atrapado en una red.

Emilie estaba preocupada por los animales heridos y dijo: "Debemos ayudarlos". Luciana asintió y propuso llevar a los animales hasta Estrella para que pudiera sanarlos con sus poderes mágicos.

Cuando llegaron junto a Estrella, ella los miró compasivamente y dijo: "No se preocupen, amigos. Usaré mi magia para curar sus heridas". Estrella tocó gentilmente a cada animal con su cuerno dorado brillante. En cuestión de segundos, las heridas desaparecieron como por arte de magia.

Los animales estaban tan agradecidos que decidieron quedarse cerca del unicornio para siempre. Así formaron una hermosa amistad y juntos, cuidaron del bosque y de todos los seres que vivían en él.

Emilie y Luciana aprendieron muchas lecciones importantes gracias a su encuentro con Estrella. Aprendieron sobre la importancia de la amistad, el cuidado de la naturaleza y cómo ayudar a los demás. Desde aquel día, Emilie y Luciana siempre recordarían su aventura mágica con el unicornio Estrella.

Y cada vez que veían un arcoíris en el cielo, sabían que era una señal de que la magia aún existía en el mundo.

FIN.

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