La amistad que construimos



Había una vez un chico llamado Santi que asistía a la escuela primaria. Desde el primer día que vio a Laura, una chica de su clase, sintió algo especial por ella.

Laura tenía una sonrisa radiante y siempre ayudaba a los demás sin importar qué. Santi sabía que quería ser amigo de Laura, pero no sabía cómo acercarse a ella. Decidió pedirle ayuda a su mejor amigo, Nico.

"Nico, necesito tu ayuda", dijo Santi con timidez. "¿Qué pasa, Santi?", respondió Nico curioso. "Me gusta mucho Laura y quiero ser su amigo, pero no sé cómo hacerlo". "No te preocupes, Santi. Lo primero es empezar por ser tú mismo".

Nico le dio algunos consejos sobre cómo entablar conversaciones amigables y cómo encontrar intereses en común con Laura. Al día siguiente en el colegio, Santi se armó de valor y se acercó a Laura durante el recreo.

"Hola Laura", saludó tímidamente. "¡Hola Santi! ¿Cómo estás?", respondió ella con una gran sonrisa. "Bien... eh...

¿te gustaría jugar al fútbol conmigo después de clases?"Laura aceptó encantada la invitación y juntos pasaron un rato divertido jugando al fútbol en el parque cercano. A medida que pasaba el tiempo, Santi y Laura se volvieron inseparables. Descubrieron que les gustaba leer libros de aventuras y pasar tardes enteras dibujando juntos.

Un día, mientras estaban en la biblioteca del colegio buscando nuevos libros para leer, Santi notó que Laura estaba triste. "¿Qué te pasa, Laura? Pareces preocupada", preguntó Santi con cariño.

"Es que mi familia está pasando por momentos difíciles y no sé cómo ayudar", respondió ella con lágrimas en los ojos. Santi se sintió triste al ver a su amiga así. Quería hacer algo para animarla.

Recordó una actividad especial que habían planeado en el colegio: una obra de teatro para recaudar fondos para un hogar de niños necesitados. "Laura, ¿qué te parece si nos unimos y participamos juntos en la obra de teatro? Podríamos ayudar a otros niños que están pasando por situaciones difíciles como tu familia".

La idea emocionó a Laura y juntos empezaron a ensayar sus papeles. A medida que avanzaban los ensayos, Santi notaba cómo la sonrisa volvía al rostro de Laura y su ánimo mejoraba cada día. Finalmente llegó el día de la presentación.

Santi y Laura subieron al escenario llenos de emoción. La actuación fue un éxito total y lograron recaudar mucho dinero para el hogar de niños necesitados.

Después del espectáculo, mientras todos felicitaban a Santi y Laura por su talento, ellos se dieron cuenta de lo bien que trabajaban juntos como equipo. Desde ese día, Santi y Laura continuaron siendo grandes amigos.

Aprendieron que cuando uno está dispuesto a ayudar al otro sin esperar nada a cambio, se fortalece aún más la amistad. Y así fue como Santi descubrió que no siempre es fácil acercarse a alguien que nos gusta, pero con valentía, amabilidad y generosidad se pueden construir relaciones maravillosas y duraderas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!