La amistad que florece



Era un día soleado en Villa Esperanza cuando llegaron las nuevas chicas a la escuela. Eran tres, al igual que Sofia, Ana y Mariana, pero algo en ellas parecía diferente.

Lucían muy seguras de sí mismas y caminaban con una actitud desafiante por los pasillos. Sofia, Ana y Mariana se acercaron para darles la bienvenida, pero las nuevas chicas apenas las miraron y continuaron su camino como si no existieran.

Esto desconcertó a las amigas, quienes no entendían por qué las otras chicas actuaban de esa manera. "¿Viste cómo nos trataron? Parece que no les caímos bien", comentó Ana con tristeza. "Sí, fue raro.

Pero tal vez solo están nerviosas por ser nuevas", dijo Sofia tratando de encontrar una explicación. Las semanas pasaron y las cosas empeoraron. Las nuevas chicas comenzaron a juntarse entre ellas y a excluir a Sofia, Ana y Mariana de sus conversaciones y juegos.

Pronto, las tres amigas se sentían solas y desplazadas en su propia escuela. Una tarde, mientras caminaban por el parque pensando en qué hacer, vieron a las nuevas chicas sentadas en un banco riéndose juntas. Decidieron acercarse para intentar hablar con ellas una vez más.

"Hola, somos Sofia, Ana y Mariana. Nos gustaría conocerte mejor", dijo Mariana con una sonrisa amable. Las nuevas chicas se miraron entre ellas sorprendidas por la actitud positiva de las tres amigas.

Poco a poco comenzaron a hablar y descubrieron que tenían más cosas en común de lo que pensaban. Resultó que también les gustaba bailar, cantar e ir al cine. Con el tiempo, todas se hicieron amigas inseparables.

Las diferencias iniciales quedaron atrás para dar paso a una hermosa amistad basada en el respeto mutuo y la aceptación de cada uno tal como era.

Un día, durante el recreo en la escuela, las seis chicas organizaron un espectáculo de talentos donde mostraron sus habilidades especiales: desde baile hasta canto e incluso magia improvisada. Todo el colegio quedó impresionado por su actuación conjunta y muchos aplaudieron emocionados al final del show.

Desde ese día en adelante, nadie pudo separarlas ni romper el vínculo especial que habían creado juntas. Aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las apariencias o diferencias superficiales; se trata de aceptar a los demás tal como son y celebrar esas diferencias que nos hacen únicos.

Y así fue como Sofia, Ana and Mariana demostraron que incluso cuando enfrentamos desafíos o encontramos obstáculos en nuestro camino hacia la amistad verdadera siempre hay una oportunidad para crecer juntos si estamos dispuestos a abrir nuestros corazones.

FIN.

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