La amistad que perdona



Había una vez en un hermoso bosque, una urraca llamada Martina y una zorra llamada Valentina. Aunque eran muy diferentes, eran grandes amigas y siempre se ayudaban mutuamente.

Un día, Valentina tuvo una gran idea para conseguir un ramillete de uvas deliciosas que colgaban de la rama más alta del árbol. Sabiendo que no podía alcanzarlas por sí sola, decidió pedirle ayuda a su amiga Martina.

Valentina se acercó a Martina con una sonrisa maliciosa en el rostro y le dijo: "Martina, querida amiga, he encontrado un árbol lleno de uvas jugosas. ¿Qué te parece si las compartimos? Tú puedes volar hasta allí y yo te espero aquí abajo".

Martina, emocionada por la idea de disfrutar juntas de las uvas, aceptó sin dudarlo. Confiaba plenamente en su amiga Valentina. Martina alzó vuelo hacia el árbol mientras Valentina esperaba ansiosa debajo.

Pero cuando Martina llegó a la rama más alta, se dio cuenta de que las uvas estaban fuera de su alcance. —"Valentina" , gritó desde lo alto del árbol, "¡no puedo alcanzar las uvas! ¡Están demasiado altas!". Valentina respondió con voz burlona: "Oh querida Martina, qué pena me da escucharte.

Si no puedes alcanzarlas es porque seguramente están verdes y agrias". La urraca quedó sorprendida por la traición de su amiga zorra. No podía creer que alguien tan astuto como Valentina la hubiera engañado de esa manera.

Martina decidió bajar del árbol y enfrentar a Valentina. La miró fijamente y le dijo: "Valentina, no puedo creer que hayas mentido y traicionado nuestra amistad. Pero he aprendido una valiosa lección hoy. No siempre se puede confiar en las apariencias".

Valentina bajó la cabeza avergonzada y se disculpó sinceramente con Martina. Reconoció su error y prometió nunca más engañarla. A partir de ese día, Martina decidió perdonar a Valentina, pero también aprendió a ser más cautelosa al elegir sus amistades.

Comprendió que no todas las personas son sinceras y que es importante rodearse de aquellos que demuestran ser leales y honestos.

La historia de Martina y Valentina nos enseña que debemos ser cuidadosos al confiar en los demás, pero también nos muestra el valor del perdón. A veces, todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. Así termina esta historia, recordándonos que la verdadera amistad se basa en la confianza mutua y el respeto.

Y si alguna vez alguien nos traiciona, podemos decidir si perdonamos o seguimos adelante sin rencores.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!