La Amistad que Todo lo Sana


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina dos amigos llamados Emiliano y Saúl. Siempre jugaban juntos y se divertían mucho, pero un día algo inesperado sucedió.

Emiliano estaba muy emocionado porque había conseguido unas entradas para ir a ver a su equipo de fútbol favorito. Mientras esperaba a que comenzara el partido, empezó a jugar con sus amigos en el parque. En medio del juego, sin querer, Saúl le dio un golpe en la pierna.

-¡Ay! ¡Eso me dolió mucho! -gritó Emiliano mientras se agarraba la pierna. Saúl se sintió mal por lo ocurrido y trató de disculparse, pero Emiliano estaba tan enfadado que no quería escucharlo.

-¡No quiero hablar contigo nunca más! ¡Me hiciste daño! La maestra del colegio, que estaba cerca del parque, escuchó todo el alboroto y fue corriendo hacia ellos. Con voz calmada les dijo:-Chicos, sé que tuvieron una pelea y eso está mal.

Pero recuerden que es importante respetar a los demás y tratarlos con amabilidad. Emiliano miraba al suelo con cara triste mientras Saúl asentía con la cabeza arrepentido. -La violencia no solucionará nada -continuó la maestra-.

Deberíamos aprender a expresarnos de manera adecuada y decir palabras bonitas para resolver nuestros problemas. Los dos amigos se miraron tímidamente y después de unos segundos se disculparon mutuamente. Se abrazaron como muestra de reconciliación y prometieron cuidarse el uno al otro.

Desde ese día, Emiliano y Saúl aprendieron a valorar el respeto y la amabilidad hacia sus compañeros. No solo dejaron de pelearse, sino que se convirtieron en los mejores amigos del mundo. Juntos, compartieron muchas aventuras y momentos felices.

Un año después, cuando llegó el cumpleaños de Emiliano, Saúl le preparó una sorpresa muy especial. Organizó una fiesta con todos sus amigos y decoró la casa con globos y serpentinas. Cuando Emiliano entró por la puerta, no podía creer lo que veía.

-¡Feliz cumpleaños! -gritó Saúl emocionado mientras abrazaba a su amigo. Emiliano estaba tan feliz que las lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Sabía que tenía un amigo verdadero que siempre estaría ahí para él.

Y así, gracias a la lección de respeto y amabilidad enseñada por su maestra, Emiliano y Saúl demostraron que incluso después de una pelea pueden surgir grandes amistades si nos tratamos con respeto y decimos palabras bonitas.

Y juntos vivieron muchas aventuras llenas de risas y amor sincero.

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