La amistad que todo lo supera



En el tranquilo y colorido pueblo del Valle, la vida transcurría con calma y alegría. Los niños jugaban en las calles, los pájaros cantaban en los árboles y el sol brillaba con fuerza en el cielo azul.

Mateo era un niño especial, siempre dispuesto a ayudar a los demás y a hacer sonreír a quienes lo rodeaban. Un día soleado, mientras Mateo estaba en la escuela, llegó un niño nuevo llamado Lucas.

Era tímido y reservado, con los ojos llenos de curiosidad pero también de miedo. Se sentía perdido en aquel lugar desconocido y no sabía cómo acercarse a sus nuevos compañeros.

Mateo notó de inmediato la tristeza en los ojos de Lucas y decidió acercarse a él. "¡Hola! Soy Mateo, ¿quieres ser mi amigo?" -dijo con una sonrisa cálida. Lucas levantó tímidamente la mirada y asintió sin decir nada.

Poco a poco, gracias a la amabilidad de Mateo, Lucas comenzó a sentirse más cómodo en su nueva escuela. Juntos compartieron juegos, risas e historias; se convirtieron en inseparables amigos. Sin embargo, un día algo inesperado sucedió en el pueblo.

Un gato callejero había quedado atrapado en lo alto de un árbol frondoso y nadie sabía cómo ayudarlo. La gente miraba preocupada al minino maullando sin cesar. Mateo y Lucas se enteraron del problema y decidieron actuar juntos para salvar al gato.

Con valentía e ingenio idearon un plan: construirían una escalera improvisada con cajas y tablas para llegar hasta el felino atrapado. "Vamos Lucas, tú sube primero que yo te sostengo desde abajo", dijo Mateo confiando plenamente en su amigo.

Con determinación, Lucas trepó por la precaria escalera hasta alcanzar al gato asustado. Con cuidado lo tomó entre sus brazos mientras Mateo lo sostenía desde abajo. Ambos bajaron triunfantes ante los aplausos emocionados de los vecinos que habían presenciado su valiente acción.

Desde ese día, Mateo y Lucas se convirtieron en héroes locales del Valle. Su amistad demostraba que juntos podían superar cualquier obstáculo por difícil que pareciera.

Y así, entre risas y aventuras compartidas, enseñaron a todos que la verdadera amistad es un tesoro invaluable que ilumina incluso los días más oscuros. El pequeño pueblo del Valle nunca olvidaría la historia de dos niños valientes que demostraron que con amor, solidaridad y trabajo en equipo no hay desafío imposible de superar.

FIN.

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