La amistad que venció al monstruo



Había una vez dos valientes amigos llamados Valen y Mia, a quienes les encantaba explorar lugares misteriosos. Un día, mientras paseaban por el bosque, descubrieron una casa solitaria y oscura en medio de la nada.

Intrigados, decidieron entrar para ver qué secretos guardaba. Al adentrarse en la casa, recorrieron un largo pasillo lleno de polvo y telarañas. De repente, escucharon un ruido que provenía de la cocina, como si alguien estuviera moviéndose allí dentro.

Valen miró a Mia con los ojos muy abiertos y juntos se acercaron lentamente hacia la puerta entreabierta. "¿Qué crees que será ese ruido?", preguntó Mia con voz temblorosa.

"No lo sé, pero vamos a averiguarlo", respondió Valen tratando de sonar valiente. Con mucho cuidado empujaron la puerta y entraron en la cocina. Para su sorpresa, encontraron que el ruido era causado por una ventana mal cerrada que se balanceaba con el viento.

Se sintieron aliviados al descubrir que no había peligro allí. Decidieron seguir explorando la casa y llegaron al living, donde se encontraron con algo inesperado: un tenebroso monstruo de aspecto fiero estaba sentado en un sillón oscuro mirándolos fijamente.

"¡Ayuda!", gritó Mia asustada. —"Tranquila" , susurró Valen intentando mantener la calma. El monstruo no parecía querer hacerles daño; al contrario, tenía una expresión triste en su rostro. Valen se acercó lentamente al monstruo y le tendió la mano amistosamente.

"Hola" , dijo Valen con voz amable. "¿Cómo te llamas?"El monstruo levantó tímidamente la cabeza y respondió: "Soy Max... Max el Monstruo".

Resulta que Max era un monstruo amable que vivía solo en aquella casa abandonada desde hacía mucho tiempo. Había sido juzgado por su apariencia espeluznante sin darle oportunidad de demostrar quién era realmente. Valen y Mia conversaron con Max durante horas y descubrieron que compartían muchos intereses comunes.

Max les mostró su colección de libros antiguos e incluso les enseñó a tocar música en unos instrumentos extraños pero hermosos que tenía guardados. Al final del día, Valen y Mia se despidieron de Max prometiéndole volver pronto para visitarlo nuevamente.

Aprendieron una valiosa lección sobre no juzgar a las personas (o monstruos) por su apariencia exterior y sobre darle una oportunidad a todos de mostrar quiénes son realmente en su interior.

Desde entonces, Valen, Mia y Max se convirtieron en grandes amigos y disfrutaban juntos de aventuras emocionantes explorando nuevos lugares sin prejuicios ni miedos infundados. Y así demostraron que incluso los encuentros más tenebrosos pueden convertirse en las mejores amistades si uno está dispuesto a abrir su corazón.

FIN.

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