La amistad que venció las diferencias


Había una vez en la escuela Primavera, un grupo de niños muy diferentes entre sí. En la clase se encontraban Pedro, un niño aventurero y extrovertido, Laura, una niña tímida y estudiosa, y Juan, un niño deportista y competitivo.

Al principio, los tres parecían tener poco en común y sus diferencias a veces causaban roces entre ellos.

Un día, la maestra propuso un proyecto en el que los niños debían formar equipos para trabajar juntos en una actividad que combinara sus habilidades. Pedro sugirió construir una casa en el árbol, Laura propuso decorarla con hermosas manualidades y Juan propuso organizar un juego de búsqueda del tesoro alrededor de la casa.

A pesar de sus diferencias, los tres se animaron a trabajar juntos. Al principio, surgieron conflictos y desacuerdos, pero poco a poco aprendieron a escucharse, comprenderse y valorar las fortalezas de cada uno.

Pedro descubrió el valor del esfuerzo y la dedicación, Laura se animó a probar nuevas actividades y Juan aprendió a valorar el trabajo en equipo. Al final, lograron construir una increíble casa en el árbol, decorada con las manualidades de Laura y con un emocionante juego organizado por Juan.

Los tres se dieron cuenta de que, a pesar de sus diferencias, se complementaban y podían ser grandes amigos. Desde ese día, Pedro, Laura y Juan se convirtieron en inseparables, demostrando que las diferencias no son obstáculos, sino oportunidades para crecer y aprender juntos.

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