La amistad salvaje



Había una vez, en un hermoso bosque, una familia de lobos compuesta por el papá lobo, la mamá loba y su pequeño lobato.

Vivían felices y contentos en su cueva, explorando cada rincón del bosque y disfrutando de las maravillas que este les ofrecía. Un día soleado, mientras el papá lobo enseñaba al lobato a cazar, se encontraron con un pequeño cervatillo atrapado entre unas ramas. El papa lobo decidió ayudarlo y lo liberó con mucho cuidado.

El cervatillo agradecido les dijo: "¡Muchas gracias por salvarme! Soy Cervi, ¿puedo ser su amigo?". La mamá loba sonrió y respondió: "Por supuesto, Cervi. Nos encantaría tener nuevos amigos". Desde ese día, los cuatro se volvieron inseparables.

Juntos recorrían el bosque, jugaban y aprendían cosas nuevas. Una tarde mientras caminaban cerca de un río cristalino, escucharon unos gritos desesperados provenientes del agua.

Era un patito que estaba atrapado en unas algas marinas ¡y no podía salir! Sin pensarlo dos veces, la familia de lobos se lanzó al agua para rescatarlo.

Cuando salieron del agua exhaustos pero felices por haber salvado al patito llamado Patín, este les dijo emocionado: "-¡Ustedes son los mejores amigos que alguien puede tener!".

A partir de ese momento formaron una pandilla inseparable: el papá lobo llamado Lupo era valiente y sabio; la mamá loba llamada Luna era cariñosa y comprensiva; el lobato llamado Lunito era curioso e inteligente; Cervi era amigable y leal, y Patín era divertido y agradecido. Juntos aprendieron que la verdadera amistad no tiene barreras.

Un día, mientras exploraban una cueva misteriosa, encontraron un mapa antiguo que parecía señalar un tesoro escondido en lo más profundo del bosque. Emocionados por la aventura que les esperaba, decidieron seguir las pistas del mapa. Durante su búsqueda se encontraron con muchos desafíos: ríos caudalosos, montañas altas y oscuros túneles.

Pero siempre trabajando juntos como equipo, superaron cada obstáculo. Finalmente llegaron al lugar indicado en el mapa. Allí descubrieron un cofre lleno de gemas brillantes.

Pero antes de tomarlas, Lupo dijo:"- Esto nos ha enseñado una valiosa lección: el verdadero tesoro está en nuestra amistad y en los momentos compartidos". Todos estuvieron de acuerdo y decidieron dejar las gemas donde estaban para poder regresar cuando quisieran recordar esa maravillosa aventura. A partir de ese día siguieron explorando el bosque juntos, aprendiendo cosas nuevas cada día.

Se convirtieron en los guardianes del bosque, ayudando a otros animales necesitados y transmitiendo su amor por la naturaleza a todos los que conocían.

Y así fue como esta familia lobo junto a sus amigos cervatillo y patito vivieron felices para siempre en aquel hermoso bosque lleno de amor y amistad. Fin

FIN.

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