La Amistad Sin Fronteras


Había una vez, en la selva de Argentina, una patita llamada Pepita. A diferencia de las demás patitas, Pepita no era como todas las demás.

Ella tenía un sueño muy especial: quería ser amiga del león más valiente y poderoso de la selva. Un día soleado, mientras caminaba por el bosque, Pepita vio al león Leopoldo descansando bajo un árbol.

Sin pensarlo dos veces, se acercó a él con mucho entusiasmo y dijo:- ¡Hola! ¿Puedo ser tu amiga? Leopoldo levantó su cabeza sorprendido y miró a la pequeña patita con curiosidad. - ¡Claro que sí! Pero debes saber que soy el rey de esta selva y todos deben temerme - respondió el león con voz grave.

Pepita sonrió emocionada y dijo:- No te preocupes, Leopoldo. Yo sé que eres fuerte y valiente, pero también sé que dentro de ti hay un corazón bondadoso. Quiero demostrarte que puedo ser una gran amiga.

El león se quedó pensativo por un momento y luego aceptó la propuesta de Pepita. A partir de ese día, Pepita pasaba mucho tiempo junto a Leopoldo. Juntos exploraban la selva, jugaban carreras e incluso compartían secretos entre ellos.

A medida que pasaba el tiempo, los animales del bosque comenzaron a notar la amistad entre ambos y quedaron asombrados. Sin embargo, no todos estaban felices con esta inusual amistad.

El tigre Tomás estaba celoso porque siempre había sido el centro de atención y ahora todos hablaban del león y la patita. Tomás decidió hacer algo para separarlos. Un día, mientras Leopoldo y Pepita estaban jugando cerca del río, el tigre se acercó sigilosamente y empujó a Pepita hacia el agua.

La corriente era fuerte y Pepita comenzó a alejarse cada vez más de la orilla. - ¡Ayuda! - gritaba desesperada Pepita.

Leopoldo vio lo que estaba sucediendo y sin pensarlo dos veces, se lanzó al agua para salvar a su amiga. Nadando con todas sus fuerzas, logró alcanzar a Pepita y llevarla de regreso a la orilla sana y salva.

Desde ese momento, los animales del bosque comprendieron lo valiosa que era la amistad entre el león Leopoldo y la patita Pepita. Todos aprendieron que no importa cuán diferentes sean las personas o animales, siempre es posible encontrar un lugar en nuestros corazones para ser amigos.

El tigre Tomás se disculpó por sus acciones egoístas y prometió cambiar su actitud. A partir de entonces, todos vivieron en armonía en la selva argentina gracias a la amistad inquebrantable entre Leopoldo y Pepita.

La historia de "La patita que quería ser amiga del león" nos enseña que no debemos juzgar por las apariencias ni por los estereotipos. La verdadera amistad puede trascender cualquier barrera si estamos dispuestos a dar una oportunidad al otro.

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