La Amistad Triunfante


Había una vez un viajero llamado Mateo, que junto a su fiel compañero, un gato llamado Pelusa, se encontraban en la orilla de un ancho río que debían cruzar para llegar a su destino.

Pero lo que no sabían es que el malvado diablo los estaba observando desde la distancia y había decidido hacerles una travesura. "¡Pelusa, mi amigo! Debemos encontrar una forma de cruzar este río para continuar nuestro viaje", exclamó Mateo mientras miraba preocupado las aguas turbulentas.

Justo en ese momento, el diablo apareció ante ellos con una sonrisa siniestra en el rostro. "¡Hola, viajero! Veo que quieres cruzar este río.

Estoy dispuesto a ayudarte, pero a cambio necesito algo de ti", dijo el diablo con voz engañosa. Mateo y Pelusa intercambiaron miradas de desconfianza, sabiendo que tratar con el diablo nunca traía nada bueno. "¿Qué es lo que quieres de nosotros?", preguntó Mateo con cautela.

El diablo se acercó lentamente y susurró: "Quiero llevarme a tu querido Pelusa. A cambio, te daré un bote mágico que los llevará al otro lado del río sin problemas". Mateo sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del diablo.

Sabía cuánto significaba Pelusa para él y no podía imaginar separarse de su fiel amigo. Sin embargo, también era consciente de la importancia de seguir adelante en su viaje. "Lo siento, diablo. No puedo aceptar tu oferta.

Mi amistad con Pelusa vale más que cualquier cosa material", declaró Mateo con determinación. El diablo soltó una carcajada malévola y desapareció en medio de una nube oscura. Sin embargo, justo en ese momento, un hada buena y benevolente apareció frente a ellos.

"Viajero valiente, has demostrado tener un corazón puro y noble al elegir la amistad sobre la tentación. Permíteme ayudarte a cruzar este río", dijo el hada con voz melodiosa.

Con un toque de su varita mágica, el hada convirtió el agua del río en cristal líquido y creó un puente brillante que los llevó sanos y salvos al otro lado. Mateo abrazó emocionado a Pelusa mientras daba las gracias al hada por su bondad infinita.

Desde ese día en adelante, continuaron juntos su viaje enfrentando todo tipo de desafíos pero siempre recordando la lección aprendida: que la verdadera amistad y bondad siempre triunfan sobre la maldad y la tentación.

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