La amistad vence a la tristeza


Había una vez un niño llamado Juan que vivía en una pequeña ciudad rodeada de montañas. En su habitación, tenía un gran mural con imágenes de dinosaurios y siempre soñaba con ver uno en la vida real.

Un día, mientras dormía, tuvo un sueño muy extraño. Cuando despertó, vio a un enorme dinosaurio parado frente a él. Juan estaba asustado al principio, pero luego se dio cuenta de que el dinosaurio no le haría daño.

"¿Quién eres tú?" preguntó Juan al dinosaurio. El dinosaurio respondió: "Soy Dino y he venido para ayudarte". Juan estaba sorprendido pero emocionado por tener un amigo tan grande y poderoso.

Dino le explicó que había sido enviado para ayudarlo a superar sus miedos y enfrentar los desafíos de la vida. Así comenzó una amistad increíble entre Juan y Dino. Juntos exploraron la naturaleza y aprendieron cosas nuevas cada día.

Pero pronto descubrieron que había alguien más en la ciudad que no quería verlos felices: el malvado Sr. Tristeza. Sr. Tristeza era una persona gruñona y solitaria que nunca sonreía ni hablaba con nadie.

Él odiaba la felicidad de los demás e intentaría hacer todo lo posible para arruinarla. Un día, mientras paseaban por el parque, Sr. Tristeza apareció delante de ellos con una cara enfadada. "¡Fuera de mi vista! ¡No quiero verte aquí!" gritó Sr.

TristezaDino se puso delante del niño para protegerlo del hombre malvado. Pero Sr. Tristeza no se detuvo y comenzó a atacar al dinosaurio con un palo. Juan estaba asustado y no sabía qué hacer.

Pero recordó las palabras de su amigo Dino: "No tengas miedo, siempre hay una solución". Entonces, Juan tuvo una idea brillante. Corrió hacia la ciudad para buscar ayuda en el ayuntamiento. "¡Por favor, necesitamos ayuda! Un hombre malvado está atacando a mi amigo dinosaurio en el parque" gritó Juan.

Los funcionarios del ayuntamiento escucharon su pedido de ayuda y rápidamente enviaron a la policía para detener al Sr. Tristeza. Cuando regresaron al parque, Dino estaba herido pero aún así sonreía feliz por haber encontrado un amigo valiente como Juan.

A partir de ese día, todos los niños de la ciudad querían ser amigos del gran dinosaurio Dino. Y nunca más volvieron a ver al Sr. Tristeza por allí.

Juan aprendió que siempre debemos enfrentar nuestros miedos y buscar ayuda cuando sea necesario. También aprendió que la amistad es una fuerza poderosa que puede superar cualquier obstáculo. Y así, Juan vivió feliz junto a su amigo Dino durante muchos años más.

Siempre recordaría aquel momento en que despertó y el dinosaurio todavía estaba allí en su habitación.

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