La Amistad Verdadera



Era un día soleado en el colegio San Patricio, donde dos niñas, Sofía Beltrán y Caroline García, compartían el año escolar. Ambas eran amigas, pero había algo que espiaba en el corazón de Sofía: la envidia. A Caroline le caían bien a todos los chicos de la escuela; era dulce, amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

Sofía, por su parte, deseaba ser el centro de atención. Se había dado cuenta de que había ciertas cosas que podía hacer para captar la atención de los chicos, incluso si eso significaba actuar de forma poco amistosa. Un día, se encontró con algunos de sus compañeros en el patio.

"Che, miren lo que traigo hoy, una muñeca de la serie más famosa" - dijo Sofía, mostrando su muñeca de colección, tratando de impresionar a Andrés, el chico que le gustaba.

"¡Wow, es hermosa!" - exclamó Andrés, con los ojos brillantes.

Pero la felicidad de Sofía no duró. Mientras brillaba ante los chicos, notó que Caroline, con su risa y alegría natural, atraía a todos como un imán. Sofía sintió una punzada de celos, y no pudo evitar pensar que necesitaba encontrar una manera de hacerse notar aún más.

Con el tiempo, Sofía comenzó a actuar de una manera que hacía que los demás se sintieran incómodos. Coqueteaba y hacía comentarios que no siempre eran amables solo para que la miraran.

Un día, en la clase de arte, su maestra, la señora Marcela, observó el comportamiento de Sofía. Decidió hablar con ella al finalizar la clase.

"Sofía, ¿puedo hablar contigo un momento?" - la llamó la maestra.

"Sí, señora, ¿qué pasa?" - respondió Sofía, con un ligero nerviosismo.

"He notado que estás tratando de obtener atención de una manera que no es adecuada. La verdadera amistad y el respeto vienen de ser auténtico y amable.¿Sabés? Caroline tiene algo especial que la hace querer a otros: su bondad. Te invito a reflexionar sobre eso." - le dijo la maestra, con una sonrisa cálida.

Sofía se sintió confundida pero tocada. En su corazón, sabía que lo que decía la maestra tenía razón. Tal vez había un camino mejor. Decidió intentar ser más como Caroline, pero no para competir, sino para encontrar su propia personalidad.

Al día siguiente, en el recreo, Sofía vio a Caroline tratando de ayudar a una compañerita que había caído y se había raspado la rodilla.

"No te preocupes, todo estará bien. Solo debes cuidarte y poner un poco de jabón" - le decía Caroline a la niña, sonriendo con dulzura.

Sofía sintió una oleada de admiración. Sin pensarlo, se acercó y dijo:

"Puedo ayudar también, tengo unos curitas en mi mochila. ¡Vamos, vamos!" - se ofreció.

Caroline miró a Sofía, sorprendida pero feliz. "¡Gracias, Sofía! Nos hará falta. ¡Eres genial!" - respondió, sonriendo.

Esa pequeña acción cambió algo en Sofía. A partir de aquel día, comenzó a enfocarse en ser más amable y solidaria. Empezó a compartir juguetes, a ayudar a los nuevos y a ser más auténtica. En menos de lo que se dio cuenta, no solo construyó una hermosa relación con Caroline, sino que también vio cómo los demás empezaban a valorarla por quien realmente era.

"¿Ves? Ser tú misma es mucho más divertido" - le dijo Caroline en una charla después de clase.

"Tenés razón, Caroline. Me alegra haber decidido dejar de lado esa envidia. La amistad y la bondad son lo más importante" - respondió Sofía.

Sofía aprendió que en lugar de querer ser como los demás por celos, el verdadero camino estaba en reconocer y valorarse a sí misma. Desde entonces, las dos niñas se volvieron inseparables, unidas por una hermosa amistad basada en el respeto y el cariño.

Y así, el colegio San Patricio nunca volvió a ser el mismo gracias a una nueva Sofía: feliz y auténtica, disfrutando de la vida junto a su amiga Caroline.

FIN.

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