La Aparición de la Virgen Cigüí
En un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era una niña muy curiosa y soñadora, le encantaba explorar el bosque y escuchar las historias que su abuela le contaba.
Un día, mientras jugaba en el bosque, Sofía se encontró con una hermosa mariposa que brillaba con destellos dorados. La mariposa guió a Sofía hasta una cueva oculta en lo profundo del bosque. Al acercarse, vio una luz brillante que provenía del interior.
Con valentía, Sofía decidió entrar y lo que encontró la dejó sin aliento. En el centro de la cueva, había una estatua de una virgen con una luz radiante que la rodeaba.
La virgen tenía alas de mariposa y una mirada llena de amor. Sofía sabía que había presenciado algo extraordinario. - ¿Quién eres? -preguntó Sofía con asombro. La virgen cobró vida y le dijo a Sofía que se llamaba Cigüí, la virgen guardiana de la naturaleza.
Cigüí le explicó a Sofía que había aparecido para recordarle a la gente la importancia de cuidar y respetar la naturaleza. Emocionada, Sofía regresó al pueblo y compartió su experiencia con todos.
Al principio, nadie creyó en su historia, pero Sofía les recordó lo hermoso y valioso que es el mundo natural que los rodea. Poco a poco, la gente empezó a prestar más atención al cuidado del medio ambiente. Juntos, plantaron árboles, limpiaron los ríos y cuidaron a los animales.
Con el tiempo, el pueblo prosperó y se volvió un lugar lleno de vida y alegría. Cigüí, la virgen mariposa, se convirtió en la protectora del pueblo y guio a todos hacia un futuro sostenible y armonioso.
Y desde entonces, se dice que su luz sigue brillando en la cueva, recordándoles a todos el poder del amor y la bondad hacia la naturaleza.
FIN.