La apuesta de la Catrina


Había una vez en el colorido mundo de los muertos, la Catrina, una elegante y misteriosa figura vestida de largo y sombrero adornado con flores.

La Catrina era conocida por su belleza y elegancia, pero también por su amor por las apuestas. Un día, mientras paseaba por los campos de calacas, se encontró con Xibalba, el señor del inframundo. Xibalba era un ser oscuro y temido por todos en el reino de los muertos.

Sin embargo, la Catrina no le tenía miedo a nada ni a nadie. Al verla llegar con toda su elegancia, Xibalba se sintió intrigado y decidió retarla a una apuesta. Si él ganaba, tendría que acompañarlo en sus tenebrosos dominios para siempre.

Pero si ella ganaba, él debería renunciar a su papel como señor del inframundo. La Catrina aceptó el desafío sin dudarlo. Ambos acordaron que cada uno realizaría tres pruebas para determinar al ganador final.

La primera prueba consistió en encontrar el tesoro más valioso del reino de los muertos. La Catrina utilizó su ingenio y conocimiento para descubrir un antiguo amuleto dorado escondido en lo más profundo de una caverna llena de huesos.

Xibalba intentó encontrar algo aún más valioso pero fracasó. "¡Has ganado la primera prueba!"- dijo Xibalba sorprendido pero admirando a la astuta Catrina. La segunda prueba fue demostrar quién podía hacer reír a más almas perdidas en el inframundo.

La Catrina organizó un espectáculo de payasos y malabaristas que llenaron el lugar de risas y alegría. Xibalba, por su parte, intentó asustar a las almas con sus terribles poderes pero solo logró que huyeran despavoridas.

"¡Has ganado la segunda prueba!"- exclamó Xibalba, impresionado por la capacidad de la Catrina para traer felicidad incluso en los lugares más oscuros. Llegó el momento de la última prueba.

Esta consistía en encontrar una forma de devolverle la vida a una flor marchita en el reino de los muertos. La Catrina se acercó a la flor y sopló suavemente sobre ella mientras recitaba palabras llenas de amor y esperanza. La flor comenzó a revivir ante los ojos asombrados de todos.

Xibalba, sintiendo cómo su corazón se ablandaba por primera vez en siglos, reconoció que había perdido ante el amor y bondad de la Catrina. "Has ganado no solo esta prueba, sino también mi admiración y mi corazón"- dijo Xibalba sinceramente.

La Catrina sonrió dulcemente y aceptó las disculpas del señor del inframundo. Pero decidió darle una oportunidad para cambiar su actitud hacia los demás habitantes del reino de los muertos.

A partir de ese día, Xibalba se convirtió en un gobernante más justo y compasivo. Juntos, él y la Catrina trabajaron para hacer del reino un lugar mejor donde reinara el amor y la amistad entre todos sus habitantes.

Y así fue como una apuesta entre dos seres oscuros terminó siendo un encuentro mágico que cambió para siempre el destino del reino de los muertos. La Catrina y Xibalba demostraron que el amor y la bondad pueden transformar incluso a los corazones más oscuros.

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