La araña aventurera
Había una vez tres amigos llamados Keri, Manolo y Juan. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos llenos de flores y árboles frutales. Un día, mientras exploraban cerca del río, encontraron una araña muy especial.
La araña tenía colores brillantes y patas largas y delgadas. Parecía estar perdida y asustada. Los amigos se acercaron con cautela para no asustarla aún más. - ¡Miren qué hermosa araña! -exclamó Keri emocionada-.
¿Qué hacemos? - No sé, pero parece que necesita ayuda -respondió Manolo preocupado. Juan, el más valiente de los tres, se acercó a la araña con cuidado y le habló suavemente:- No te preocupes, pequeña arañita. Estamos aquí para ayudarte.
La araña miró a Juan con sus grandes ojos negros y pareció entenderlo. Lentamente, empezó a moverse hacia ellos sin miedo alguno. - Creo que quiere venir con nosotros -dijo Keri sorprendida.
Los amigos decidieron llevar a la araña al taller de Don Tomás, un anciano sabio del pueblo que conocía mucho sobre animales y plantas. Don Tomás les dio la bienvenida en su taller lleno de libros antiguos y herramientas extrañas. - ¿Qué les trae por aquí? -preguntó curioso Don Tomás.
Los amigos explicaron lo ocurrido con la araña perdida y le pidieron consejo sobre cómo ayudarla. Don Tomás examinó cuidadosamente a la araña e hizo algunas anotaciones en su cuaderno mágico.
Luego, les explicó a los amigos que la araña era una especie rara y necesitaba volver a su hogar en un bosque lejano. - Pero no podrán llevarla hasta allá -dijo Manolo preocupado-. El bosque está muy lejos.
- No se preocupen, queridos amigos -respondió Don Tomás con una sonrisa-. Tengo un plan. Don Tomás les dio a los amigos tres frascos pequeños y les dijo que debían llenarlos con agua de diferentes colores: rojo, amarillo y azul.
Una vez hecho esto, la araña podría tejer una tela mágica que los llevaría al bosque donde pertenecía. Los amigos siguieron las instrucciones de Don Tomás y llenaron los frascos con agua de colores. La araña comenzó a tejer su tela mágica mientras todos observaban asombrados.
Cuando terminó, la tela brillaba como un arcoíris. Los amigos se subieron cuidadosamente en ella junto con la araña y cerraron los ojos.
Al abrirlos nuevamente, se encontraron rodeados por enormes árboles y el sonido relajante del viento susurrando entre las hojas. - ¡Estamos en el bosque! -exclamaron emocionados Keri, Manolo y Juan al unísono. La araña saltó de alegría mientras los guiaba por un sendero hacia su hogar.
En ese momento, comprendieron lo importante que es ayudar a otros seres vivos sin importar cuán pequeños sean. Al llegar al nido de la araña, esta les mostró cómo podían hacer telas maravillosas utilizando su hilo especial.
Los amigos se despidieron de ella con cariño y regresaron al pueblo con una gran lección aprendida. Desde ese día, Keri, Manolo y Juan se convirtieron en defensores de la naturaleza y siempre estuvieron dispuestos a ayudar a los animales que lo necesitaban.
Juntos, demostraron que incluso las criaturas más pequeñas pueden hacer grandes cosas cuando reciben amor y apoyo. Y así termina esta historia inspiradora y educacional sobre la importancia de cuidar nuestro entorno y ayudar a aquellos que nos necesitan.
FIN.