La Ardilla Inspiradora



Ana estaba sentada frente a su computadora, pero no se sentía muy feliz. Su tienda en línea no estaba funcionando como ella quería y eso la ponía triste. Se rasca la cabeza y suspira.

-¿Qué puedo hacer para que mi tienda sea exitosa? -se preguntó Ana. Agarró un cuaderno y empezó a escribir ideas para mejorar su tienda. Escribió cosas como "hacer descuentos" o "mejorar las fotos de los productos".

Pero ninguna de estas ideas parecía ser suficiente. De repente, escuchó un ruido extraño proveniente del jardín. Ana salió corriendo de su habitación hacia el patio trasero, donde encontró una pequeña ardilla atrapada en una caja vacía.

-¡Pobre ardilla! ¿Cómo puedo ayudarte? -dijo Ana preocupada mientras liberaba al pequeño animal. La ardilla saltó al árbol más cercano y desapareció rápidamente, dejando a Ana con una sonrisa en el rostro.

Al regresar a su habitación, notó algo diferente: había recibido un pedido en su tienda en línea. -¡Increíble! ¿Será que mi buena acción me trae buena suerte? -se preguntaba Ana emocionada. Decidió seguir haciendo cosas buenas por los demás mientras trabajaba en mejorar su tienda.

Ayudaba a sus vecinos mayores con las compras del supermercado o les llevaba galletitas caseras para alegrarles el día.

Un día, mientras caminaba por la calle entregando unas donaciones que había recolectado para un refugio de animales abandonados, se topó con un señor mayor que estaba vendiendo su colección de discos. Ana se detuvo para verlos y notó que eran discos antiguos de bandas muy famosas. -¿Cuánto cuesta cada uno? -preguntó Ana interesada. -Oh, no sé... tal vez 10 pesos por disco -respondió el señor mayor.

Ana sabía que esos discos valían mucho más que eso. Decidió comprar todos los discos del hombre y le pagó una cantidad justa por ellos.

Luego, subió las fotos de los discos en su tienda en línea y empezaron a venderse rápidamente. La tienda de Ana se convirtió en la mejor tienda en línea del barrio gracias a sus buenas acciones y su compromiso con la calidad de sus productos.

La gente confiaba en ella y siempre recibía comentarios positivos sobre su excelente servicio al cliente. Y así, Ana aprendió que hacer cosas buenas por los demás puede traer buena fortuna, además de hacer sentir bien a uno mismo.

Y nunca olvidó esa lección mientras seguía trabajando duro para mejorar su tienda cada día más.

FIN.

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