La ardilla que quiere ser artista


Había una vez en un frondoso bosque, una pequeña ardilla llamada Rosita. Rosita no era como las demás ardillas, ella no estaba interesada en recolectar nueces ni en trepar por los árboles.

Lo que a Rosita realmente le apasionaba era el arte. Desde pequeña, soñaba con ser una gran artista y compartir su talento con todos los animales del bosque. "Mamá, papá, quiero ser artista", les decía con entusiasmo a sus padres.

Sin embargo, ellos no entendían su pasión y siempre le decían que las ardillas estaban destinadas a buscar comida y trepar árboles. Pero Rosita no se dio por vencida. Decidió seguir su sueño, a pesar de las dudas de su familia.

Un día, se encontró con el pájaro carpintero, quien le enseñó a tallar figuras en la madera. Rosita descubrió que tenía un gran talento para esculpir y pronto su arte se volvió conocido en todo el bosque. Los animales quedaban maravillados con sus creaciones.

Sin embargo, no todos estaban contentos con el éxito de Rosita. La envidia invadió el corazón de algunas ardillas del bosque, quienes se burlaban de su arte y la menospreciaban.

Rosita se sintió triste, pero recordó las palabras de su maestro, el pájaro carpintero: "El arte es una expresión única de cada ser, no permitas que la envidia de otros te detenga".

Con valentía, Rosita decidió participar en una exposición de arte en el bosque, donde todos los animales tendrían la oportunidad de mostrar sus talentos. La exposición fue un éxito rotundo y el arte de Rosita conmovió a todos, demostrando que no importa cuán diferente seas, siempre hay un lugar para tu pasión y talento.

Desde entonces, Rosita se convirtió en la artista más querida del bosque, inspirando a otros animales a seguir sus sueños, sin importar lo que digan los demás.

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