La astilla viajera


Había una vez, en el cuerpo de un niño llamado Nachito, un grupo de amigos muy especiales. Ellos eran Boca, Esófago, Estómago, Intestino Delgado, Intestino Grueso y Ano.

Cada uno tenía una función importante en el proceso de digestión. Boca era un chico muy alegre y siempre estaba sonriendo. Le encantaba recibir la comida y saborearla antes de enviarla al siguiente amigo de la fila.

Un día, mientras Nachito comía su almuerzo favorito de milanesas con puré de papas, Boca notó algo extraño. ¡Una pequeña astilla se había quedado atrapada entre sus dientes! Al intentar sacarla con su lengua, no pudo hacerlo y comenzó a dolerle mucho.

Preocupado por su amigo Boca, Esófago le preguntó qué estaba pasando. "¡Me duele mucho cuando trato de mover esta astilla!" respondió Boca con tristeza. Esófago sabía que tenía que ayudar a su amigo a deshacerse del doloroso problema dental.

Decidió estirarse lo más que pudo para alcanzar la astilla y empujarla hacia abajo. "No te preocupes Boca ¡voy a ayudarte!", dijo Esófago determinado mientras se estiraba lo más posible. Con mucho esfuerzo y perseverancia, logró llevar la astilla hasta Estómago.

Este último recibió la astilla sin problemas y comenzó a trabajar en ella para descomponerla. "¡Gracias Esófago! Ahora podré seguir disfrutando mis comidas sin dolor", exclamó Boca emocionado por haber superado el obstáculo. Pero la aventura no había terminado aún.

Intestino Delgado, quien recibió la comida descompuesta del Estómago, notó algo extraño en su camino. "¡Espera un momento! ¡Hay algo que no debería estar aquí!", dijo Intestino Delgado sorprendido al encontrar una figurita de juguete entre los alimentos.

Todos los amigos se quedaron perplejos ante aquel hallazgo inesperado. Pero sabían que tenían que seguir adelante y ayudar a Nachito a eliminar esa figurita para evitar problemas mayores.

Intestino Grueso tomó el control de la situación y decidió trabajar en equipo con Ano para poder expulsar la figurita sin dañar a Nachito. Juntos, empujaron y empujaron hasta lograr su objetivo. Cuando por fin lograron expulsar la figurita, todos celebraron con alegría.

Habían superado dos obstáculos importantes y demostrado que trabajando juntos podían resolver cualquier problema digestivo que se presentara. Desde ese día, Boca, Esófago, Estómago, Intestino Delgado, Intestino Grueso y Ano se convirtieron en grandes amigos inseparables.

Aprendieron que cada uno tenía un papel fundamental en el proceso de digestión y que solo trabajando juntos podían mantener sano el cuerpo de Nachito. Y así fue como esta historia divertida e educativa nos enseña sobre la importancia de cuidar nuestra alimentación y valorar a nuestros amigos internos del sistema digestivo.

Recuerda siempre masticar bien tus alimentos antes de tragarlos ¡y nunca te olvides de sonreír como Boca!

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