La astucia contra la bruja



Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de bosques frondosos, dos hermanos llamados Hansel y Gretel. Eran muy unidos y siempre se cuidaban el uno al otro.

Un día, mientras jugaban en el bosque, se perdieron y no encontraban el camino de regreso a su casa. "¡Estamos perdidos, Hansel! No sé qué hacer", dijo Gretel con lágrimas en los ojos. "Tranquila, Gretel. Encontraremos una solución juntos", respondió Hansel tratando de mantener la calma.

Caminaron durante horas hasta que finalmente vieron a lo lejos una casa hecha completamente de jengibre y caramelos. El hambre los invadió y sin pensarlo dos veces empezaron a comer las deliciosas paredes de la casa.

"¡Qué rico está todo esto! ¡No puedo parar de comer!", exclamó Hansel emocionado.

Pero lo que no sabían era que esa casa pertenecía a una malvada bruja que utilizaba las migas de pan para atraer a los niños y luego encerrarlos para comérselos. Cuando la bruja salió de la casa y vio a Hansel y Gretel devorando su hogar, se enfureció y los capturó rápidamente. Los encerró en una jaula mientras planeaba cómo cocinarlos para su cena.

"¡Oh no, estamos en problemas ahora!", lloriqueó Gretel asustada. "Tranquila hermana, debemos ser valientes y buscar la manera de escapar", dijo Hansel intentando tranquilizarla. Mientras estaban encerrados, Gretel ideó un plan brillante.

Le pidió a la bruja que les permitiera salir de la jaula para ver si cabían dentro del horno antes de cocinarlos. La bruja aceptó confiada en su astucia.

Una vez dentro del horno, Gretel empujó a la bruja con todas sus fuerzas y cerraron la puerta rápidamente. La malvada mujer fue cocinada por sus propias manos malignas. "¡Lo logramos! ¡Somos libres otra vez!", gritaron los hermanos emocionados mientras abrazaban aliviados.

Desde ese día aprendieron que trabajar juntos como equipo los ayudaría a superar cualquier desafío que se les presentara. Y aunque pasaron por momentos difíciles, siempre recordarían aquel episodio como una muestra más del poder del amor fraternal.

Juntos regresaron sanos y salvos a su hogar donde fueron recibidos con alegría por sus padres quienes nunca más volvieron a dejarlos solos en el bosque. Y así vivieron felices por siempre jamás.

FIN.

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