La astucia de Caperucita Roja


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de bosques, una niña llamada Rosita. Todos en el pueblo la conocían como "Caperucita Roja" por su capa roja que siempre llevaba puesta.

Rosita era valiente, curiosa y muy amante de la naturaleza. Un día, su mamá le pidió que llevara una cesta con comida a su abuelita que vivía al otro lado del bosque.

"Rosita, ten cuidado con el lobo feroz que anda suelto por ahí", le advirtió su mamá. "No te preocupes, mamá. Soy valiente y sé cómo cuidarme", respondió Rosita con una sonrisa mientras se ajustaba su capa roja.

Decidida a hacer feliz a su abuelita, Rosita emprendió el camino hacia la casa de la anciana. Mientras caminaba por el bosque, canturreaba alegremente y recogía flores silvestres para regalarle a su abuelita. De repente, un lobo se cruzó en su camino. Era grande y animal, con los ojos brillantes y hambrientos.

"¿A dónde vas tan apurada, Caperucita Roja?", preguntó el lobo con voz ronca. Rosita recordó las advertencias de su mamá pero decidió no dejarse intimidar.

Con valentía le respondió: "Voy a visitar a mi abuelita enferma para llevarle comida y alegrarle el día". El lobo sonrió maliciosamente y pensó en un plan para llegar primero a la casa de la abuelita.

Le dijo a Rosita: "Yo sé un atajo por aquí que te llevará más rápido hasta la casa de tu abuelita. Sígueme". Inocente, Rosita siguió al lobo creyendo en sus palabras. Sin embargo, pronto se dio cuenta de las verdaderas intenciones del animal cuando lo vio correr hacia la casa de la abuelita.

Rápidamente cambió de rumbo y corrió lo más rápido que pudo para llegar antes que el lobo. Al llegar vio al astuto animal golpeando la puerta de la casita de madera.

Sin dudarlo un segundo, Rosita gritó desde afuera: "¡Abuelitaaaa! ¡Soy yo, Caperucitaa Rojaa! No abras al loboo!". La abuelita escuchó los gritos y rápidamente cerró bien todas las ventanas y puertas mientras llamaba a los vecinos en busca de ayuda. El lobo frustrado decidió huir ante tanta resistencia.

Finalmente llegaron los vecinos junto con los cazadores del pueblo quienes capturaron al lobo antes de que pudiera hacer más daño.

La abuela y Rosita se abrazaron emocionadas por estar sanas y salvas gracias a la valentía e inteligencia de la pequeña niña. Desde ese día en adelante, todos en el pueblo admiraron aún más a Caperucitaa Rojaa por ser tan valiente e ingeniosa frente al peligro.

Y aunque aprendieron que siempre hay riesgos en el bosque, también aprendieron que juntos pueden protegerse unos a otros.

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