La Aventura a Oscuras de Pedro y Daniel



Era un día normal en la casa de Pedro y Daniel. Ambos amigos estaban esperando a que comenzara su programa de televisión favorito. Pero, de repente, todo se apagó. La luz se fue y la habitación se quedó en completa oscuridad.

- ¿Qué pasó? - preguntó Pedro, frotándose los ojos como si eso pudiera ayudar.

- No sé... pero tengo miedo - respondió Daniel, un poco inquieto.

Los dos amigos se miraron, nerviosos. Justo en ese momento, Pedro recordó algo que su mamá le había contado.

- ¡Ya sé! - exclamó Pedro. - Mi mamá siempre dice que cuando la luz se va, es una buena oportunidad para ser creativos.

- Eso suena divertido, pero no sé por dónde empezar - dijo Daniel, aun temeroso.

Entonces, Pedro tuvo una idea brillante.

- ¿Qué tal si hacemos una búsqueda del tesoro en la casa? - sugirió. - Podemos usar linternas. ¡Es como ser exploradores!

Daniel sonrió, y su miedo comenzó a desvanecerse.

- ¡Sí! ¡Eso suena genial! - respondió.

Rápidamente, fueron a buscar dos linternas y, aunque la casa estaba oscura, se llenó de luces delgadas. Comenzaron su aventura, explorando cada habitación. Al encender las linternas, podían ver sombras jugando en las paredes.

- ¡Mirá! - dijo Pedro, apuntando su linterna hacia la pared. - ¡Son sombras de dinosaurios!

- ¡Y allí hay una momia! - agregó Daniel, riendo.

Así, juntos, llenaron la casa de risas y juegos, tomando turnos para encontrar pistas de su tesoro imaginario. De pronto, mientras buscaban bajo el sofá, Pedro encontró un viejo álbum de fotos.

- ¡Mirá, Daniel! - exclamó. - ¡Es el álbum de mis vacaciones! ¿Recordás cuando fuimos a la playa?

- ¡Sí! ¡Hacía tanto calor! - rió Daniel.

Pagearon el álbum, compartiendo historias sobre cada foto, disfrutando del momento y olvidándose de la oscuridad. No se dieron cuenta de que había pasado mucho tiempo desde que se había ido la luz.

- ¿Te das cuenta? - dijo Pedro mientras examinaban las fotos. - Esto es aún más divertido que ver televisión.

- ¡Tenés razón! A veces, las cosas no salen como uno quiere, pero pueden ser mejores de lo que esperamos - contestó Daniel, feliz.

De repente, escucharon un zumbido. La luz volvió, pero ya no les importaba tanto. Se miraron y sonrieron.

- Creo que nuestra búsqueda del tesoro fue un éxito - dijo Pedro.

- ¡Sí! Y ahora tenemos recuerdos nuevos. - respondió Daniel, aún mirando el álbum.

Desde ese día, Pedro y Daniel aprendieron que los momentos más inesperados pueden convertirse en las mejores aventuras. Además, siempre que la luz se fuera, sabían que había un mundo lleno de posibilidades por explorar, incluso a oscuras.

Así que, cuando alguna vez la luz volvía a apagarse, ellos sonreían y buscaban sus linternas, listos para una nueva aventura.

FIN.

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