La Aventura Amistosa de Lola
Había una vez una niña llamada Lola, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Lola era muy tímida y le costaba mucho hacer nuevos amigos.
Siempre se sentía nerviosa e insegura cuando conocía a alguien nuevo. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, vio a un grupo de niños jugando y riendo juntos. Se acercó tímidamente y observó cómo se divertían.
Lola deseaba poder unirse a ellos, pero no sabía cómo comenzar una conversación. En ese momento, apareció Mateo, un niño aventurero y extrovertido que también estaba buscando nuevos amigos. Mateo notó la tristeza en los ojos de Lola y decidió acercarse.
"Hola, ¿tú también quieres jugar con nosotros?" -preguntó Mateo con una sonrisa amistosa. Lola asintió tímidamente con la cabeza y dijo: "Sí, pero me da un poco de miedo".
Mateo comprendió cómo se sentía Lola porque él también había pasado por lo mismo antes de encontrar su valentía interior. Decidió ayudarla. "No te preocupes", dijo Mateo tranquilizadoramente.
"Todos somos nuevos amigos aquí, ¡y estoy seguro de que te llevarás genial con todos!"Con las palabras alentadoras de Mateo resonando en sus oídos, Lola tomó valor y se acercó al grupo de niños para presentarse. "¡Hola! Soy Lola", dijo ella tímidamente. Los otros niños miraron a Lola sorprendidos pero rápidamente le dieron la bienvenida calurosamente.
"¡Hola Lola! Soy Sofía", exclamó una niña con una risa contagiosa. "Y yo soy Juan", dijo un niño alto y amigable. Lola se sintió aliviada y emocionada de haber encontrado nuevos amigos. Juntos, comenzaron a jugar en el parque, corriendo, saltando y riendo sin parar.
Los días pasaron rápidamente y Lola se fue volviendo más segura de sí misma. Aprendió a ser valiente y a hablar con otras personas sin miedo. Pronto, su timidez desapareció por completo.
Un día, mientras todos estaban jugando en el parque, Lola notó que había una niña nueva sentada sola en un banco. Recordó cómo se había sentido ella misma cuando llegó al pueblo y decidió acercarse a la niña para hacerle compañía.
"Hola, ¿quieres jugar con nosotros?" -preguntó Lola amablemente. La niña nueva sonrió tímidamente y asintió con la cabeza. Se presentó como Valentina, una niña tímida que acababa de mudarse al pueblo.
Lola le dio la bienvenida a Valentina al grupo de amigos y pronto se convirtieron en inseparables. Juntas exploraron los bosques cercanos, construyeron casas en los árboles e inventaron juegos divertidos. Lola aprendió que no solo era importante tener amigos para divertirse, sino también para apoyarse mutuamente cuando alguien necesitaba ayuda o consuelo.
Ella descubrió que tenía mucho amor para dar y que podía hacer una gran diferencia en la vida de alguien simplemente siendo amable y comprensiva. Desde ese día, Lola siempre estuvo dispuesta a hacer nuevos amigos.
Sabía lo maravilloso que era tener personas especiales en su vida y no quería que nadie se sintiera solo o excluido. Y así, Lola aprendió la importancia de ser valiente, amable y comprensiva.
Con su actitud positiva y su generosidad hacia los demás, se convirtió en una gran amiga para todos en el pueblo. Y todos sabían que siempre podían contar con ella cuando necesitaban una mano amiga. Y colorín colorado, esta historia de amistad y valentía ha terminado.
FIN.