La aventura cariñosa de Catalina


Había una vez una niña llamada Catalina, quien era conocida por ser muy ordenada y siempre ayudaba a sus compañeritos en la escuela.

A pesar de su responsabilidad, también era juguetona y le encantaba ir a la plaza para divertirse. Un día, mientras Catalina jugaba en la plaza, vio a un grupo de niños que estaban tristes y desanimados.

Se acercó a ellos curiosa y preguntó: "¿Qué les pasa? ¿Por qué están tan tristes?"Uno de los niños respondió: "Nuestro amigo Pedro se cayó del árbol y se lastimó el brazo. Ahora no puede jugar con nosotros". Catalina sintió mucha pena por Pedro y decidió hacer algo al respecto.

Recordó que su mamá tenía un libro sobre primeros auxilios en casa y pensó que podría encontrar alguna forma de ayudarlo. Rápidamente, Catalina fue corriendo a su casa y buscó el libro entre sus cosas. Lo encontró y comenzó a leerlo detenidamente.

Aprendió cómo cuidar las heridas pequeñas, cómo vendar un brazo roto e incluso cómo hacerle compañía a alguien que está enfermo o herido. Llena de entusiasmo, Catalina volvió a la plaza con el libro bajo el brazo.

Se acercó nuevamente al grupo de niños tristes y les dijo: "¡Chicos! ¡Tengo una idea para ayudar a Pedro! Vamos todos juntos a visitarlo". Los niños se miraron emocionados e inmediatamente siguieron a Catalina hasta la casa de Pedro.

Cuando llegaron allí, lo encontraron aburrido en su habitación. Catalina se acercó a él y le dijo: "¡Hola Pedro! Hemos venido a visitarte y traigo un libro sobre primeros auxilios. Podemos jugar al doctor y aprender cómo cuidar de ti".

Pedro sonrió por primera vez desde su accidente y aceptó la propuesta de Catalina. Los niños se turnaron para ser el paciente mientras los demás aplicaban lo que habían aprendido del libro.

Con el paso de los días, Pedro comenzó a sentirse mejor gracias al cuidado y compañía de sus nuevos amigos. Catalina también les enseñaba canciones divertidas para levantarles el ánimo e incluso organizó pequeños bailes en la sala de estar.

El tiempo pasó, y cuando finalmente Pedro se recuperó completamente, todos los niños celebraron con una gran fiesta en la plaza. Bailaron, cantaron y disfrutaron juntos como verdaderos amigos.

Catalina había demostrado que no solo era ordenada y responsable, sino también solidaria y valiente al ayudar a sus compañeritos en momentos difíciles. A partir de ese día, todos aprendieron la importancia de estar allí unos para otros, no solo en los momentos felices, sino también cuando más se necesitan.

Y así fue como Catalina inspiró a sus amigos a ser amables y compasivos con quienes los rodean. Juntos descubrieron que una simple ayuda o una buena compañía pueden hacer una gran diferencia en la vida de alguien.

Desde aquel día, Catalina siguió siendo juguetona e iba a la plaza siempre que podía, pero ahora tenía aún más motivos para disfrutarlo: compartir risas, canciones y bailes con sus maravillosos amigos.

Dirección del Cuentito copiada!