La Aventura de 11 y los Tres Amigos



Había una vez, en un pequeño pueblo, una niña especial llamada 11. Tenía un don único: su imaginación era tan poderosa que podía crear cosas asombrosas solo cerrando los ojos. Sin embargo, en su escuela la utilizaban para hacer proyectos y experimentos, y 11 ya estaba cansada. Todo el mundo parecía enojarse si no les daba nuevas ideas, y ella solo quería ser una niña común.

Un día, después de una larga semana de tareas escolares y experimentos, 11 decidió que ya no podía más. "¡No quiero ser parte de ningún proyecto más!"- gritó mientras corría hacia el bosque que estaba al borde del pueblo.

El bosque era un lugar mágico, lleno de árboles altos, ríos susurrantes y criaturas curiosas. 11 se adentró en él, sintiendo la libertad en cada paso. "Nunca más me someteré a nadie, soy más que un proyecto"-, pensó mientras se sentaba sobre una roca.

Mientras observaba las hojas que caían, escuchó risas a lo lejos. Intrigada, fue a ver de dónde venía el sonido. Allí, encontró a tres niños: Mike, Lucas y Dustin, que jugaban con un frisbee. "Hola, ¿quiénes son ustedes?"-, preguntó 11.

"¡Hola! ¡Soy Mike!"- dijo uno con una gran sonrisa.

"Yo soy Lucas"- agregó, mientras lanzaba el frisbee hacia el aire.

"Y yo soy Dustin, ¿quieres jugar con nosotros?"- añadió el tercero.

11 se sintió alegre de conocer a nuevos amigos. "Pero tengo que advertirles, no soy buena para jugar. A veces, solo sirvo para hacer proyectos"- confesó.

"Eso no importa, todos somos buenos en algo y malos en otra cosa"-, le dijo Mike. "Hoy solo queremos divertirnos y jugar al aire libre"- agregó Lucas.

"¡Sí! La diversión es lo más importante"-, sostuvo Dustin.

Escuchando eso, 11 decidió unirse a ellos. Comenzaron a jugar a la pelota, a contar historias y a explorar el bosque juntos. Se olvidó de sentirse como un experimento humano y comenzó a disfrutar de cada momento.

Después de un rato, mientras se acercaban a un arroyo, 11 vio un grupo de mariposas danzando. "¡Miren esas mariposas!"- exclamó. Los chicos la siguieron y, mientras observaban, 11 sintió algo extraño, una chispa de idea corriendo por su mente. Sin pensarlo, comenzó a hablar sobre cómo podrían hacer un hermoso mural utilizando hojas y piedras del bosque.

"¡Eso sería genial!"- gritó Mike.

"Deberíamos recolectar materiales y hacerlo juntos"- sugirió Lucas entusiasmado.

"¿Por qué no llamamos a más amigos? Podríamos hacer una gran fiesta del mural"- propuso Dustin.

11 se sintió feliz al ver que sus amigos estaban tan entusiasmados con la idea. Entonces, se dio cuenta de que no necesitaba sentir presión por ser tratada como un proyecto. Podía usar su creatividad de una forma divertida y colaborativa con sus nuevos amigos.

Y así, pasaron el resto de la tarde recogiendo cosas del bosque: piedras de diferentes tamaños, hojas de diversos colores y palitos. Juntos comenzaron a crear el mural, uno que representaba su amistad y su aventura. Mientras pintaban y pegaban objetos, 11 sintió que había encontrado un lugar donde podía ser ella misma. "No tengo que ser solo un número ni un proyecto. ¡Soy 11 y tengo amigos con los que disfrutar!"- pensó.

Al final de la jornada, se sentaron a contemplar su obra maestra en el atardecer. "¡Es el mural más bonito que he visto!"- dijo Lucas con una gran sonrisa.

"Sí, y fue gracias a que trabajamos juntos"- añadió Dustin, mirando a 11.

"Yo no quiero ser otro proyecto, quiero ser su amiga. ¡Y seguir haciendo cosas divertidas juntos!"- exclamó 11.

Desde ese día, 11 nunca volvió a sentir la necesidad de escapar de los proyectos, porque había encontrado amigos que entendían su verdadero valor. Y juntos, siguieron creando, jugando y explorando, aprendiendo que a veces las cosas más importantes no son los resultados, sino los momentos que vivimos y las personas con quienes los compartimos.

FIN.

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