La aventura de Albi y la vocal A
En una soleada mañana de primavera, Albi la araña se levantó emocionada y saltó de alegría al recordar que ese día comenzaba la escuela.
La profesora había anunciado que aprenderían las vocales y Albi estaba ansiosa por descubrir todo lo que podía hacer con ellas. Al llegar a la escuela, Albi encontró a sus amigos animales sentados en círculo. La profesora los saludó con una sonrisa y les dijo: "Hoy vamos a empezar aprendiendo sobre la vocal A".
Todos los animales aplaudieron emocionados. La profesora explicó cómo se pronunciaba la A y pidió a cada uno de los animales que dijera una palabra que comenzara con esa vocal.
El conejo dijo —"amigo" , el elefante dijo "árbol" y el gato dijo —"agua" . Todos estaban muy concentrados en aprender. Luego, la profesora propuso un juego divertido para practicar más palabras con A.
Les pidió a todos los animales que formaran parejas y buscaran objetos en el salón de clases que tuvieran nombres con esa vocal. Albi se asoció con su amiga Alicia, una ardilla muy lista. Mientras buscaban por toda la clase, Albi vio algo brillante debajo del pupitre del ratón Roberto.
Se acercaron sigilosamente para ver qué era y ¡sorpresa! Era un anillo dorado olvidado por alguien hace mucho tiempo. Albi le mostró el anillo a Alicia, quien exclamó: "¡Es hermoso!".
Pero Albi sabía que no debían quedarse con él sin antes intentar encontrar al dueño perdido. Decidieron llevar el anillo a la profesora y contarle lo sucedido. La profesora, al ver el anillo, sonrió y dijo: "Este anillo pertenece a la abuela de Roberto.
Se le cayó cuando vino a visitarlo hace unos días". Albi y Alicia se sintieron muy bien por haber encontrado al dueño perdido. La profesora aprovechó la oportunidad para enseñarles una nueva palabra con A, gratitud.
Les explicó que era importante ser agradecidos y devolver las cosas que no nos pertenecen. Después de este emocionante episodio, todos los animales continuaron aprendiendo sobre la vocal A.
La profesora les mostró imágenes de diferentes objetos y ellos debían decir su nombre en voz alta. Así practicaron palabras como avión, arco iris y abeja. Al final del día, Albi estaba feliz porque había aprendido muchas palabras nuevas con la vocal A y además había ayudado a devolver algo valioso a su amigo Roberto.
La profesora los felicitó por su esfuerzo y les recordó que seguirían aprendiendo más vocales en los próximos días. Albi regresó a casa contenta por todo lo vivido en su primer día de escuela.
Sabía que aprender las vocales podía ser divertido y emocionante al mismo tiempo. Estaba ansiosa por volver al día siguiente para descubrir qué aventuras les esperaban junto a sus amigos animales.
Y así, Albi siguió asistiendo felizmente a la escuela cada día, aprendiendo nuevas palabras con cada vocal mientras disfrutaba de las maravillosas experiencias que solo una araña curiosa como ella podía tener.
FIN.