La Aventura de Ataguju



Era una noche estrellada y mágica cuando Ataguju, el dios creador, sintió que era el momento perfecto para dar vida al mundo.

"-¡Es hora de crear!" exclamó Ataguju con entusiasmo.

Con un movimiento de sus manos, comenzó a moldear el primer continente. Formó montañas que se elevaron majestuosamente y valles que se llenaron de verde. Pero, ¡oh sorpresa! Al mismo tiempo, al otro lado, una montaña se rompió y comenzó a llover agua. "-¿Qué está pasando aquí?" se preguntó Ataguju.

Descubriendo que no podía crear todo de una vez, decidió dividir el proceso en etapas. En lugar de un continente, formaría dos, separados por un mar de aguas cristalinas. Así fue como nacieron las dos tierras: Tierra Verde y Tierra Azul.

"-Pero algo falta..." reflexionó Ataguju. ”-¿Cómo darles vida a estos lugares?" Así, comenzó a dar forma a los seres vivos. Con un chispazo de su varita mágica, apareció un osito de pelaje suave en la Tierra Verde.

"-¡Hola, pequeño!" le dijo Ataguju.

"-¡Hola! Soy Pelusín, el osito!" respondió con alegría.

Luego, en la Tierra Azul, hizo aparecer un delfín juguetón que saltó por encima de las olas y chorreó agua por todos lados.

"-Soy Aqua, el delfín!" gritó con felicidad.

Los dos nuevos amigos estaban ansiosos por explorar sus tierras. "-¡Vamos a conocer el mundo!" propuso Pelusín.

"-¡Sí! Pero debemos ser rápidos, porque Ataguju sigue creando cosas nuevas!" contestó Aqua.

Y así, viajaron juntos a lo largo de playas doradas y frondosos bosques. En su camino, encontraron un problema: un río se había desbordado y cubría los caminos que debían tomar. El agua era tan profunda que no podían cruzar.

"-¿Qué hacemos?" preguntó Pelusín, un poco asustado.

"-Tal vez podríamos construir un puente, ¿no?" sugirió Aqua con una sonrisa.

"-¡Sí! Juntos, seguro podemos!" respondió el osito.

Entonces, Pelusín y Aqua fueron a buscar troncos y piedras del bosque. Con esfuerzo y trabajo en equipo, comenzaron a construir su puente. Pero cuando casi lo terminaron, ¡OH NO! Una rafaga de viento sopló y lo desarmó todo.

"-No podemos rendirnos!" exclamó Aqua. "-Responderemos juntos, Ataguju nos enseñó a ser perseverantes!"

Pelusín asintió y, después de un pequeño descanso, volvieron a intentarlo. Esta vez, decidieron pedir ayuda. Así que se pusieron en marcha a buscar más amigos.

"-¡Miren!" dijo Aqua, señalando a un grupo de aves. "-¡Pueden ayudarnos!"

"-¡Hola amigos!" los saludaron los pájaros.

"-Necesitamos construir un puente para cruzar el río, ¿nos ayudarían?" les pidió Pelusín.

"-¡Claro!" respondieron los pájaros. "-¡Usaremos nuestras plumas y nuestra habilidad para volar y traer más materiales!"

Así, con la ayuda de las aves, el puente se volvió aún más fuerte. Finalmente, pudieron cruzar el río y continuar su aventura.

Mientras exploraban, escucha un retumbante eco en el aire. Ataguju estaba creando grandes animales y paisajes maravillosos alrededor de ellos.

"-¡Mira! ¡Esto es asombroso!" gritó Aqua mientras el cielo se llenaba de aves de colores y flores que asomaban por doquier.

"-Increíble… ¡es un mundo lleno de vida!" dijo Pelusín, lleno de alegría.

Los amigos se detuvieron a observar cómo Ataguju, desde lo alto, les sonreía al ver lo felices que eran.

"-¿Al final sí era posible crear algo con amor y trabajo en equipo?" reflexionó Ataguju satisfecho.

Así, Pelusín y Aqua se convirtieron en los guardianes de la Tierra Verde y de la Tierra Azul. Juntos, se jugaron por siempre, enseñando a todos los seres de su mundo que la amistad, la colaboración y la perseverancia eran las claves para enfrentar cualquier desafío, y que mantener la esperanza en nuestros sueños siempre era el mejor camino. Y así, Ataguju miró hacia el nuevo día, ¡listo para seguir creando un universo lleno de maravillas!

Y así fue como la creación del mundo no solo trajo vida a la Tierra, sino también a un sinfín de historias que se contarían por mil generaciones.

FIN.

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