La Aventura de Catalina y Lucas


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Catalina. Era una niña muy especial, no solo por su belleza, sino también porque tenía una orejita pequeñita.

Aunque esto la hacía diferente a los demás niños, Catalina nunca se dejaba llevar por las opiniones de los demás y siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Un día, Catalina decidió ir al parque a jugar con sus amigos.

Mientras corrían y reían juntos, llegó un nuevo niño llamado Lucas. Lucas era un poco tímido y le costaba hacer amigos. Tenía miedo de ser rechazado debido a que tenía problemas para hablar correctamente.

Al verlo solito en un rincón del parque, Catalina se acercó amablemente y le preguntó si quería jugar con ellos. Lucas aceptó tímidamente y pronto se dio cuenta de lo divertido que podía ser estar rodeado de amigos.

Los días pasaron y la amistad entre Catalina y Lucas creció cada vez más fuerte. Juntos descubrieron nuevas aventuras e inventaron juegos emocionantes que llenaban el parque de risas y alegría. Pero un día todo cambió cuando llegó al pueblo una feria ambulante llena de atracciones coloridas.

Los niños del pueblo estaban emocionados por visitarla, pero había algo diferente esta vez: el dueño de la feria era muy malvado y solo buscaba aprovecharse del dinero de los habitantes sin darles diversión real.

Catalina se dio cuenta rápidamente del engaño mientras veía cómo todos gastaban su dinero en atracciones aburridas y falsas promesas de diversión. Decidió tomar cartas en el asunto y buscar una solución.

Convocó a todos los niños del pueblo y les contó su plan para desenmascarar al dueño de la feria. Juntos idearon un plan para hacerle entender a todos que la verdadera diversión no estaba en las atracciones, sino en disfrutar de la compañía y el amor de los demás.

El día acordado, Catalina subió al escenario principal y con su dulce voz habló ante toda la gente.

"-¡Amigos! ¡Hoy descubriremos que la verdadera diversión está en compartir momentos juntos, sin importar las atracciones o juguetes! Vamos a demostrarle al dueño de esta feria que no puede engañarnos con falsas promesas!". La multitud se quedó sorprendida por las palabras tan sabias de Catalina.

Al verla tan valiente y decidida, comenzaron a reflexionar sobre lo que realmente era importante en sus vidas: la amistad, el amor y la felicidad genuina. Inmediatamente después del discurso de Catalina, los niños comenzaron a bailar y jugar juntos, creando una atmósfera mágica llena de risas y alegría.

El dueño de la feria se sintió avergonzado por haber intentado engañarlos y decidió cerrar todo e irse del pueblo. Desde ese día, Catalina se convirtió en una heroína para todos los niños del pueblo.

Su orejita pequeñita ya no importaba porque todos veían más allá de su apariencia física y valoraban su valentía y generosidad. Catalina enseñó a todos que no importa cómo se vean o hablen, lo importante es ser uno mismo y tratar a los demás con amabilidad y respeto.

Y así, el pueblo de Catalina se convirtió en un lugar donde la diversión verdadera estaba en la amistad y el amor entre sus habitantes.

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