La Aventura de Clara en el Supermercado
Clara era una mujer curiosa y siempre le encantaba descubrir cosas nuevas. Un día, decidió ir al supermercado. Al entrar, se dio cuenta de que era un lugar lleno de sorpresas.
"¡Hola, Clara!" - le saludó su amiga Lila, que trabajaba en la sección de verduras.
"¡Hola, Lila! Venía a comprar un par de cosas, pero me parece que tengo mucho por explorar."
"Así es, el supermercado es como un cielo de comidas y productos. ¡Tené cuidado con lo que elegís!"
Clara, emocionada, comenzó su recorrido por los pasillos. En el pasillo de los cereales, encontró una caja brillante que decía “Cereal Mágico”.
"¿Cereal mágico?" - se preguntó Clara, intrigada.
"¡Hola! Soy el Cereal Mágico. Si me eliges, te llevaré a una aventura especial." - dijo la caja.
Clara no podía creer lo que había escuchado.
"¿Una aventura? ¡Sí, quiero!"
Entonces, la caja brilló aún más y, de repente, Clara se encontró en un mundo colorido y animado, lleno de frutas gigantes que hablaban.
"¡Bienvenida, Clara! ¡Soy la Frutita Feliz!" - gritó una fresa gigante.
"¡Hola, Frutita Feliz! ¿Dónde estoy?" - preguntó Clara, fascinada.
"Estás en el País de las Comidas. Aquí, cada alimento tiene una historia que contar. ¿Te gustaría conocerlas?" - respondió la frutita.
Clara asintió con su cabeza. La frutita la llevó a un campo donde el arroz y los fideos hacían una carrera.
"¡Escuchá! El arroz es muy rápido, pero los fideos siempre saben cómo ganar en equipo." - explicó la frutita.
"¡Qué divertido!" - exclamó Clara.
Luego, conocieron al Choclo Cantante, que con su voz melodiosa les enseñó la importancia de compartir.
"Si no compartimos, nos perdemos de lo mejor en la vida. ¡Siempre hay más para dar y recibir!" - dijo el choclo.
Clara escuchó atenta y pensó en cómo eso podría aplicarse en su propia vida.
Después, se encontraron con el Tomate Sabio.
"Hola, Clara. Aprendí que cada alimento tiene su propio valor. Elegile bien a tu plato, porque lo que comes también te hace ser la mejor versión de vos misma." - dijo el tomate.
"Gracias, Tomate, lo tendré en cuenta." - respondió Clara, emocionada.
Cuando Clara estaba disfrutando de tantas enseñanzas, miró a su alrededor y se dio cuenta de que el tiempo había pasado volando.
"¡Es hora de volver! Tengo que compartir todo esto con Lila y mis amigos!" - dijo Clara con un brillo en los ojos.
La Cereal Mágico apareció de nuevo.
"Gracias por visitar, Clara. Siempre recordá que la comida no solo alimenta el cuerpo, también alimenta el alma. ¡Hasta la próxima aventura!"
Clara se despidió de sus nuevos amigos y apareció nuevamente en el supermercado, justo donde había dejado la caja de cereal.
Recogió el cereal y se lo llevó a casa, pero no solo eso: decidió comprar frutas y verduras frescas para preparar una cena saludable.
"¡Lila, tenés que escuchar lo que me pasó!" - exclamó Clara al salir del supermercado.
"¿Qué? Contame, me encantaría saber!" - respondió Lila.
Así, Clara compartió sus enseñanzas sobre la alimentación y la importancia de conectarse con los alimentos.
Desde entonces, cada vez que iba al supermercado, lo hacía con una sonrisa, recordando sus amigos del País de las Comidas y con la firme decisión de elegir alimentos que la hicieran sentirse bien y compartir esa sabiduría con quienes amaba.
Y así, Clara descubrió que incluso las compras pueden ser una gran aventura, si estamos dispuestos a mirar más allá.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.