La Aventura de Clara y el Cuaderno Mágico
Era una vez una niña llamada Clara, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos. Clara amaba el arte de escribir y leer, pero siempre se sentía un poco tímida al compartir sus historias con los demás. Un día, mientras exploraba el desván de su abuela, encontró un cuaderno viejo y polvoriento. Cuando lo abrió, una luz brillante salió del cuaderno y una voz suave dijo:
"Hola, Clara. Soy Páginas, el espíritu del cuaderno mágico. Puedo ayudarte a descubrir el poder de tus palabras."
Clara quedó asombrada y respondió:
"¿De verdad? ¿Cómo puedes ayudarme?"
"Con cada historia que escribas, te llevaré a un mundo diferente. Solo debes desearlo y escribirlo en mí."
Emocionada, Clara tomó un lápiz y empezó a escribir. Al instante, se encontró en un bosque mágico lleno de árboles de caramelos y flores que cantaban. Ahí conoció a una ardilla llamada Aida que le dijo:
"¡Hola, Clara! Bienvenida a este lugar. Pero ten cuidado. Hay un dragón que no quiere que nadie cuente historias aquí."
"¿Un dragón? ¿Por qué?" preguntó Clara, sintiendo un escalofrío.
"Él cree que las historias son solo para él y no quiere compartirlas. Pero todos deberían poder escribir y contar historias. Juntas, podríamos mostrarle lo maravilloso que es compartir."
Decidida a ayudar, Clara y Aida planearon una forma de llegar hasta el dragón. Atravesaron el bosque y llegaron a una cueva oscura. De repente, un gran dragón apareció.
"¿Quién osa entrar en mi cueva?" tronó el dragón, sus ojos brillaban con desconfianza.
Clara, temblando un poco, se armó de valor y dijo:
"Soy Clara y estoy aquí para contar historias, no para hacerte daño. ¿Por qué no dejas que los demás también cuenten?"
El dragón, sorprendido, respondió:
"¿Qué sabes tú de contar historias? Son poderosas y me pertenecen a mí."
Clara pensó en su cuaderno mágico y propuso:
"Si me dejas contarte una historia, tal vez puedas ver lo que se siente compartir."
El dragón dudó, pero algo en la voz temblorosa de Clara lo intrigó.
"Está bien. Te escucharé, pero si me aburres, ¡me llevaré tu cuaderno!"
Clara empezó a contar la historia de una espada y un caballero que juntos enfrentaron peligros y siempre compartieron sus sueños. A medida que narraba, el dragón se sintió cada vez más curioso y atrapado por las palabras.
Cuando terminó, Clara miró al dragón y vio lágrimas en sus ojos.
"¿Por qué lloras?" preguntó.
"Me he dado cuenta de que he sido egoísta. Las historias son más hermosas cuando se comparten."
Clara sonrió y le dijo:
"Sí, pueden unir a la gente y crear cosas nuevas. ¿Te gustaría escribir nuestras historias juntos?"
El dragón, con una sonrisa genuina, respondió:
"¡Sí! De ahora en adelante, las historias serán de todos."
Desde ese día, Clara, Aida y el dragón se convertieron en grandes amigos. Juntos, exploraron diferentes mundos, escribieron aventuras fascinantes y siempre se aseguraron de compartirlas con todos en el pueblo. La voz de Clara se volvió firme y confiada, y el dragón, ahora generoso, ayudaba a otros a descubrir la alegría de contar sus propias historias.
Así, Clara aprendió que el arte de escribir y leer no solo le daba alas a su imaginación, sino que también podía conectar a las personas de formas sorprendentes y mágicas. Y el cuaderno mágico se convirtió en el lugar donde todo comenzaba, un hogar para las historias y los sueños que nunca dejaban de volar.
FIN.