La Aventura de Colorear el Mundo
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Colorialandia, un grupo de amigos que se encontraba en una búsqueda muy especial: ¡dar vida a su mundo a través de la pintura! Este grupo estaba formado por Lila, una niña llena de imaginación; Tomás, que nunca paraba de hacer preguntas; y Nico, un pequeño artista que siempre llevaba sus lápices de colores. Un día, mientras paseaban por el bosque, Lila encontró un viejo libro escondido entre las raíces de un árbol.
"Miren esto, chicos!" - exclamó emocionada.
"¿Qué es?" - preguntó Tomás mientras miraba por encima de su hombro.
"Es un libro de imágenes para colorear. ¡Pero no son imágenes comunes!" - dijo Lila mientras hojeaba las páginas. Mientras el viento soplaba, un brillo emanó del libro. Las imágenes parecían cobrar vida, cada una más fascinante que la anterior.
"¡Son lugares maravillosos!" - dijo Nico, contemplando un bello paisaje de montañas y un río azul.
"¡Sí!" - agregó Lila, inquieta. "¿Y si las coloreamos y las llevamos a la vida real?"
Tomás, intrigado, preguntó:
"¿Cómo vamos a hacer eso?"
"Podemos organizar una gran fiesta de colores!" - sugirió Lila, con su voz llena de entusiasmo.
Y así comenzó su gran aventura. Se comprometieron a colorear cada imagen y llevarlas a su ciudad. Comenzaron por el paisaje de montañas. Llenaron el cielo de un azul vibrante, los árboles de verde y el río de un celeste brillante.
Un día, mientras estaban en su misión de colorear, conocieron a un anciano pintor que estaba triste porque sus obras no inspiraban alegría. El pintor les dijo:
"He perdido la chispa de la creatividad. No sé cómo hacer que mis colores cobren vida."
Tomás, lleno de curiosidad, le preguntó:
"¿Por qué no pruebas a colorear con nosotros?"
El anciano dudó, pero Lila lo animó:
"¡Ven! Juntos podemos hacer magia!"
Así, el anciano se unió al grupo y juntos comenzaron a llenar las imágenes con colores brillantes.
Pero cuando pensaron que todo iba bien, algo extraño sucedió. Una nube oscura apareció mientras pintaban. Al parecer, el mundo que estaban creando se había vuelto demasiado colorido y los colores comenzaron a desbordarse. Las montañas se volvieron más grandes y comenzaron a moverse. Literalmente, ¡las imágenes estaban saliendo del libro!
Nico, asustado, gritó:
"¡Oh no! ¿Qué hacemos?"
Lila pensó rápido.
"¡Debemos hacer que todo se calme! ¿Qué pasaría si pincelamos con colores suaves?" - sugirió.
"Sí! Vamos a colorear con tonos pasteles" - propuso Tomás.
Así que juntos, mezclaron colores suaves y amables. Pronto, la nube oscura se disolvió y el mundo mágico volvió a su lugar, aunque ahora estaba lleno de colores increíbles y vivos.
El anciano pintor sonrió por primera vez.
"¡Gracias! He vuelto a encontrar el verdadero sentido de colorear."
Con las imágenes perfectamente coloreadas y la ayuda del anciano, el grupo organizó la fiesta en el pueblo. La alegría y la creatividad se desbordaron. Todos los habitantes de Colorialandia unieron fuerzas y llenaron su mundo con colores.
Desde entonces, el pueblo nunca dejó de colorear. Y la lección que Lila, Tomás, Nico y el anciano aprendieron fue importante: el verdadero poder de la creatividad se encuentra en la unión y la colaboración.
Y así, Colorialandia se convirtió en el lugar más colorido de todos. Todos aprendieron que, aunque algunas cosas pueden asustar o parecer desafiantes, con un poco de valentía y trabajo en equipo, ¡todo puede ser colorido y divertido!
FIN.