La Aventura de Comida o Juegos
Era un hermoso día en el bosque de Ternura, donde los árboles eran altos y los pájaros cantaban melodías alegres. En el centro de este bosque vivían dos amigos, Lía la ardilla y Tico el conejito. Un día, decidieron que era hora de una gran aventura.
"Che, Lía, ¿y si hacemos algo divertido este sábado?" - propuso Tico, moviendo sus orejitas emocionado.
"Claro, Tico. Pero, ¿qué te gustaría hacer, jugar o comer algo rico?" - contestó Lía, con una sonrisa traviesa.
El amigo conejito se rascó la cabeza y pensó.
"¡Vamos a jugar! Después, podemos hacer una merienda riquísima. ¿Qué te parece?"
Lía estaba de acuerdo. Así que ambos se adentraron en el bosque en busca de aventuras.
Primero, Lía propuso jugar a las escondidas. Tico, siempre entusiasta, aceptó sin dudar.
"¿Quién cuenta primero?" - preguntó Tico.
"Yo cuento y tú te escondés. ¡Uno, dos, tres!" - dijo Lía, cubriendo sus ojos con sus patas.
Mientras Tico buscaba un buen escondite detrás de un gran árbol, Lía contaba hasta diez. Cuando terminó, salió a buscarlo. Pero justo cuando estaba apunto de encontrar a Tico, vio algo brillar en el suelo.
"¡Es un hermoso fruto rojo!" - exclamó Lía, olvidándose del juego por un momento.
Tico, que ya había salido de su escondite, se sorprendió al ver a su amiga fascinada con el fruto.
"¿Qué encontraste, Lía?" - preguntó Tico, acercándose.
"Mirá, Tico, es una fresa gigante! ¿Qué hacemos con ella?" - respondió Lía, mirando el fruto con mucha curiosidad.
Ambos amigos se miraron emocionados.
"¡Podemos hacer una ensalada de frutas!" - sugirió Tico.
Pero justo cuando estaban adentrándose en la idea de la ensalada, una pequeña mariposa se posó en la fresa.
"Soy Mariposa Mily, ¿puedo ayudarles?" - dijo la mariposa, revoloteando con gracia.
"¡Claro! Nos encantaría tenerte con nosotros. Pero primero, ¿cómo podemos preparar la ensalada?" - preguntó Lía.
Mily sonrió,
"Primero, debemos recoger más frutas. Hay un campo cercano lleno de delicias. ¿Quieren jugar a recolectar frutas?" - sugirió.
Lía y Tico se miraron, y como ya habían jugado un poco, todos estuvieron de acuerdo en que sería divertido. Así, los tres comenzaron a correr por el campo, riendo mientras recogían moras, arándanos y más fresas.
Después de un rato de recolección, sus cestas estaban llenas. Vieron que el sol comenzaba a caer, y decidieron que era hora de hacer su ensalada.
La mariposa Mily se encargó de mostrarles cómo mezclar todas las frutas. Mientras lo hacían, contaban historias de sus días en el bosque.
"Esto huele delicioso!" - exclamó Tico mientras hacía equilibrar una fresa sobre su cabeza.
"Sí, la combinación de todas las frutas es perfecta. ¡El juego fue mucho más divertido de lo que pensé!" - rió Lía.
Cuando finalizaron, prepararon una enorme ensalada de frutas, la colocaron en una hoja gigante y se sentaron a disfrutarla en una hermosa roca.
"La merienda sabe mejor después de tanto jugar juntos" - reflexionó Tico mientras se servían.
Y así, entre risas, frutas y relatos, los amigos descubrieron que no siempre se debe elegir entre comer o jugar; a veces, la mejor aventura es un poco de cada cosa. No solo aprendieron a hacer una rica ensalada, sino también que compartir el tiempo con amigos es lo más valioso de todo.
Desde ese día, Lía y Tico decidieron que cada fin de semana habría un momento para jugar y otro para disfrutar de ricas meriendas juntos. Porque en su pequeño bosque, tanto el juego como la comida saben mucho mejor cuando se comparten.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.