La Aventura de Cosmi y Choco en la Escuela de Animales



En un radiantedespertar en la aldea de Animalandia, vivía una encantadora gatita llamada Cosmi. Tenía un pelaje rayado y grandes ojos curiosos que miraban todo con asombro. Cosmi estaba muy emocionada, porque ese día empezaba la escuela en la Escuela de Animales. Junto a sus amigos iba a aprender sobre el mundo y cómo convivir mejor entre todos.

Al llegar a la escuela, encontró a Choco, un perrito de orejas caídas y una sonrisa contagiosa. Choco siempre estaba listo para jugar y tenía un corazón enorme.

"¡Hola, Cosmi! ¿Estás lista para aprender cosas nuevas?" - preguntó Choco con su voz alegre.

"¡Claro que sí! No puedo esperar para conocer a nuestros nuevos compañeros y, por supuesto, a la maestra Lulú, la tortuga!" - respondió Cosmi, moviendo su colita emocionada.

Cuando entraron al aula, se sorprendieron al ver a muchos animales diferentes: un conejo que podía saltar muy alto, un loro que hablaba sin parar y una tortuga que tenía más experiencia que todos ellos. Maestra Lulú, con su tranquila voz, les dio la bienvenida.

"Bienvenidos, amigos. Hoy aprenderemos sobre la importancia de la cooperación y la amistad. Pero antes de empezar, vamos a preparar una deliciosa limonada juntos. ¡Así nos hidratamos para el día que nos espera!"

Todos los animales se entusiasmaron y comenzaron a colaborar. Choco fue el encargado de traer los limones y la azúcar, mientras que Cosmi trajo agua fresca. El conejo saltaba para alcanzar los ingredientes más altos, y el loro daba indicaciones a todos.

Cuando por fin prepararon la limonada, era un verdadero festín. Todos brindaron por su nueva amistad.

"¡A la salud de la amistad!" - exclamó Choco, levantando su vaso.

Sin embargo, justo cuando estaban a punto de disfrutar la limonada, una fuerte tormenta comenzó a caer. La lluvia desbordó y el viento empezó a soplar fuerte. Todos los animales comenzaron a asustarse.

"¡Ay! No puedo salir al patio. Tengo miedo de mojarme!" - dijo el conejo, temblando.

"¡No te preocupes! Vamos a quedarnos todos juntos y calentitos aquí dentro. La tormenta no nos hará daño si estamos unidos!" - propuso Cosmi.

Entonces todos se acercaron más y Cosmi decidió contar historias sobre sus aventuras anteriores, haciendo reír a todos. Choco siguió agregando anécdotas graciosas de sus travesuras en casa. Poco a poco, el miedo desapareció, y se sintieron cómodos en la calidez de la amistad.

Finalmente, cuando la tormenta cesó, decidieron salir y ver el arcoíris que se había formado en el cielo. Era un espectáculo impresionante, lleno de colores.

"¡Miren, un arcoíris!" - dijo Choco, saltando de alegría.

"Es como una señal de esperanza y amistad, ¡como la nuestra!" - agregó Cosmi, observando el cielo.

Desde ese día, la gatita y el perrito, junto con sus amigos, aprendieron que la amistad y la colaboración son más fuertes que cualquier tormenta. Y cada vez que hacían limonada, recordaban su primer día de clases y se reían juntos, sabiendo que siempre podrían contar los unos con los otros.

Así, la Escuela de Animales se convirtió en un lugar donde, además de aprender, los animales se ayudaban mutuamente, compartían risas y creaban recuerdos inolvidables. Cada día iba mejorando, y la armonía reinante entre todos les permitía disfrutar de la vida al máximo, construyendo un lazo indestructible basado en la solidaridad y la amistad.

FIN.

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